Florencia, 1470. El joven Ghezzo Bardi y su hermana Albiera entablan amistad con un pintor callejero llamado Leonardo da Vinci, con cuya ayuda Ghezzo logrará entrar como aprendiz en el taller del reputado maestro Verrocchio.
Transcurre el tiempo y, mientras Albiera lucha contra los prejuicios de una época que le niega el derecho al trabajo y la aboca a un matrimonio de conveniencia, el vínculo entre Leonardo y Ghezzo se fortalece. Sin embargo, cuando el padre de ambos hermanos muere de forma misteriosa, junto con todos los demás cocineros de la taberna en la que trabaja y a la que se había incorporado Leonardo como camarero, Ghezzo se adentrará en el estudio de las sustancias venenosas en un intento de descartar sus temores de que su amigo Leonardo, beneficiado con un ascenso a Jefe de Cocina tras la muerte de los cocineros, haya tenido alguna responsabilidad en el suceso. De esta forma se convertirá en el mayor experto en venenos de su época, marcando así su futuro destino.
El Consejo de los Doce en Venecia y Ludovico Sforza en Milán se disputarán el uso de su talento como maestro envenenador, mientras sus encontrados sentimientos por Leonardo supondrán la obsesión que marque su vida.
Con los trasfondos de Florencia, Venecia y Milán, la novela nos adentra en las más insólitas costumbres del Renacimiento, un periodo donde, a la par que la imprenta se extendía por Europa y el arte embellecía todas sus ciudades, los gobiernos anotaban en sus libros de contabilidad, sin el menor reparo, los estipendios pagados a los envenenadores a sus órdenes, como si de cualquier otro gasto se tratase.
Transcurre el tiempo y, mientras Albiera lucha contra los prejuicios de una época que le niega el derecho al trabajo y la aboca a un matrimonio de conveniencia, el vínculo entre Leonardo y Ghezzo se fortalece. Sin embargo, cuando el padre de ambos hermanos muere de forma misteriosa, junto con todos los demás cocineros de la taberna en la que trabaja y a la que se había incorporado Leonardo como camarero, Ghezzo se adentrará en el estudio de las sustancias venenosas en un intento de descartar sus temores de que su amigo Leonardo, beneficiado con un ascenso a Jefe de Cocina tras la muerte de los cocineros, haya tenido alguna responsabilidad en el suceso. De esta forma se convertirá en el mayor experto en venenos de su época, marcando así su futuro destino.
El Consejo de los Doce en Venecia y Ludovico Sforza en Milán se disputarán el uso de su talento como maestro envenenador, mientras sus encontrados sentimientos por Leonardo supondrán la obsesión que marque su vida.
Con los trasfondos de Florencia, Venecia y Milán, la novela nos adentra en las más insólitas costumbres del Renacimiento, un periodo donde, a la par que la imprenta se extendía por Europa y el arte embellecía todas sus ciudades, los gobiernos anotaban en sus libros de contabilidad, sin el menor reparo, los estipendios pagados a los envenenadores a sus órdenes, como si de cualquier otro gasto se tratase.