EL MAGNETISMO DE ÁFRICA
CAPÍTULO I
-Mónica date prisa, la jefa está muy nerviosa, el desfile debe de ser perfecto.
-Ya voy Maribel, en dos minutos me cambio de traje. Los zapatos me están matando ¿No hay otros con menos tacón? Son incomodísimos.
-Buscaré unos de tu número. Mientras suéltate el cabello, para la pasarela, el conjunto que llevas es más juvenil.
¡Ya he encontrado unos zapatos más cómodos! ¿No comprendo porque la Madame, os hace ir con esas agujas? ¡Si sois todas las modelos muy altas!
-Qué me vas a contar. Siempre he tenido complejo de ser un espagueti, de larga y delgada. No tengo remedio, por más que he comido, no hay forma de rellenar mi figura.
-No te puedes quejar, eres una mujer espectacular, con tu metro ochenta y dos, tu silueta perfecta y no digamos ya tu rostro. Porque soy una mujer heterosexual, si no, estaría enamoradísima de ti. Nunca he visto ese color turquesa de ojos en nadie, ni ese cabello tan hermoso color miel. Y tu piel tan inmaculada, sin una sola peca, ni granos, ni lunares, ni arrugas…Y unos labios carnosos rojos, para saborearlos.
-Maribel, creo que has perdido el juicio con tanto estrés.
Ya voy a salir, asómate detrás de las cortinas y me dices que tal lo he hecho.
Me dio un empujoncito y con una sonrisa, desfile haciendo poses, para los fotógrafos y para los clientes.
Llevaba un traje de chaqueta con falda azul marino, por encima de las rodillas, una blusa de encaje blanca, medias de rejillas del mismo color y los zapatos de piel azul haciendo juego con el tono del traje. Por lo menos podía andar con ellos, sin tropezarme y caerme de bruces, haciendo el más espantoso de los ridículos. En realidad no me gustaba mi trabajo de modelo internacional.
Este iba a ser mi último pase. Había ahorrado el suficiente dinero, para costearme un viaje a Namibia. Toda mi ilusión desde pequeña, siempre ha sido cuidar a los animales salvajes de África. Y admirar los desiertos, de kilómetros y kilómetros de arena y perderme en ellos.
Mi padre es un estudioso biólogo, amante de la naturaleza y vida salvaje.
Casi nunca nos vemos, él pasa la mayor parte de su tiempo, entre leones, jirafas, monos, tigres…Se encarga en Namibia, de una Reserva de animales con dificultades, ya sean por maltratos o por alguna enfermedad o anomalía en su crecimiento.
También hace tours y los turistas, aprecian en su estado libre, todos los seres vivos.
Él es feliz allí. Yo le acompaño únicamente los veranos, en mis vacaciones.
Tengo un titulo de veterinaria, y mis sueños están a punto de convertirse en realidad.
Desde que tengo uso de razón, he vivido con Malika y Maribel en Madrid, allí he nacido y cursado veterinaria, en la Universidad Complutense.
Mi madre contrajo un virus después de mi nacimiento y nada se pudo hacer. Ella también adoraba África, sus paisajes, sus pobladores, la vida en estado puro y a mi padre sobre todo.
Él se sintió culpable, tras su muerte. Viajaron conmigo recién nacida hasta la Reserva y contrajo la enfermedad mortal, en su estado de debilidad.
Su cuerpo reposa en Namibia, creo que por eso mi padre, no se ha movido nunca de allí.
Tuvo miedo por mí y regresé a España con una nativa, para que me cuidara. Me ha protegido como a una hija y he aprendido a la perfección su dialecto tribal. Regresaremos las dos juntas a nuestro verdadero hogar.
Y ahora puedo conseguir mis logros y volver al lado de mi amado padre.
Estoy un poco preocupada, hace más de un mes que no he vuelto a saber de él. Temo por su salud, la última vez que hablamos por teléfono, le noté muy decaído. No quiso explicarme nada de lo que le ocurría.
Cuanto antes viaje a Namibia me sentiré mejor.
Por fin he terminado el desfile.
-¡Mónica, has estado genial! Seguro que la jefa suprema, no querrá dejarte marchar. Sabe que tú eres, su mejor modelo, la más disciplinada, profesional y por supuesto bella.
-Maribel, eres un encanto. Y exageras bastante. Sin tu ayuda
CAPÍTULO I
-Mónica date prisa, la jefa está muy nerviosa, el desfile debe de ser perfecto.
-Ya voy Maribel, en dos minutos me cambio de traje. Los zapatos me están matando ¿No hay otros con menos tacón? Son incomodísimos.
-Buscaré unos de tu número. Mientras suéltate el cabello, para la pasarela, el conjunto que llevas es más juvenil.
¡Ya he encontrado unos zapatos más cómodos! ¿No comprendo porque la Madame, os hace ir con esas agujas? ¡Si sois todas las modelos muy altas!
-Qué me vas a contar. Siempre he tenido complejo de ser un espagueti, de larga y delgada. No tengo remedio, por más que he comido, no hay forma de rellenar mi figura.
-No te puedes quejar, eres una mujer espectacular, con tu metro ochenta y dos, tu silueta perfecta y no digamos ya tu rostro. Porque soy una mujer heterosexual, si no, estaría enamoradísima de ti. Nunca he visto ese color turquesa de ojos en nadie, ni ese cabello tan hermoso color miel. Y tu piel tan inmaculada, sin una sola peca, ni granos, ni lunares, ni arrugas…Y unos labios carnosos rojos, para saborearlos.
-Maribel, creo que has perdido el juicio con tanto estrés.
Ya voy a salir, asómate detrás de las cortinas y me dices que tal lo he hecho.
Me dio un empujoncito y con una sonrisa, desfile haciendo poses, para los fotógrafos y para los clientes.
Llevaba un traje de chaqueta con falda azul marino, por encima de las rodillas, una blusa de encaje blanca, medias de rejillas del mismo color y los zapatos de piel azul haciendo juego con el tono del traje. Por lo menos podía andar con ellos, sin tropezarme y caerme de bruces, haciendo el más espantoso de los ridículos. En realidad no me gustaba mi trabajo de modelo internacional.
Este iba a ser mi último pase. Había ahorrado el suficiente dinero, para costearme un viaje a Namibia. Toda mi ilusión desde pequeña, siempre ha sido cuidar a los animales salvajes de África. Y admirar los desiertos, de kilómetros y kilómetros de arena y perderme en ellos.
Mi padre es un estudioso biólogo, amante de la naturaleza y vida salvaje.
Casi nunca nos vemos, él pasa la mayor parte de su tiempo, entre leones, jirafas, monos, tigres…Se encarga en Namibia, de una Reserva de animales con dificultades, ya sean por maltratos o por alguna enfermedad o anomalía en su crecimiento.
También hace tours y los turistas, aprecian en su estado libre, todos los seres vivos.
Él es feliz allí. Yo le acompaño únicamente los veranos, en mis vacaciones.
Tengo un titulo de veterinaria, y mis sueños están a punto de convertirse en realidad.
Desde que tengo uso de razón, he vivido con Malika y Maribel en Madrid, allí he nacido y cursado veterinaria, en la Universidad Complutense.
Mi madre contrajo un virus después de mi nacimiento y nada se pudo hacer. Ella también adoraba África, sus paisajes, sus pobladores, la vida en estado puro y a mi padre sobre todo.
Él se sintió culpable, tras su muerte. Viajaron conmigo recién nacida hasta la Reserva y contrajo la enfermedad mortal, en su estado de debilidad.
Su cuerpo reposa en Namibia, creo que por eso mi padre, no se ha movido nunca de allí.
Tuvo miedo por mí y regresé a España con una nativa, para que me cuidara. Me ha protegido como a una hija y he aprendido a la perfección su dialecto tribal. Regresaremos las dos juntas a nuestro verdadero hogar.
Y ahora puedo conseguir mis logros y volver al lado de mi amado padre.
Estoy un poco preocupada, hace más de un mes que no he vuelto a saber de él. Temo por su salud, la última vez que hablamos por teléfono, le noté muy decaído. No quiso explicarme nada de lo que le ocurría.
Cuanto antes viaje a Namibia me sentiré mejor.
Por fin he terminado el desfile.
-¡Mónica, has estado genial! Seguro que la jefa suprema, no querrá dejarte marchar. Sabe que tú eres, su mejor modelo, la más disciplinada, profesional y por supuesto bella.
-Maribel, eres un encanto. Y exageras bastante. Sin tu ayuda