Las sociedades de hoy caminan sobre ruedas de alta modernidad y tecnología, llevando a cuestas en el baúl del equipaje al geniecillo del mal, del que no se quieren desprender. Ese geniecillo presume ser el motor y combustible que maneja nuestras vidas, porque conoce de nuestras ambiciones y perversiones guardadas en el más oscuro secreto. Nadie quiere dejarlo en el camino porque él es la cábala mágica para alcanzar el poder y la lujuria, aunque su presencia dibuje un camino de perdición y decadencia. Ante los ojos de la moral creada por los hombres se levantan banderas, construyen leyes y fórmulas para simular su derrota, pero en el fondo todos o casi todos están dispuestos a firmar el pacto de lealtad a cambio de un día de gloria. No funcionan las armas, no funcionan las leyes, sólo los bosquejos surrealistas sacados del libro de los sueños".
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