A través de un fantástico viaje esotérico por Egipto, el autor, describe una serie de sensaciones aparentemente nuevas pero que, de pronto, descubrimos al leerlas que las conocemos, que las hemos sentido alguna vez. ¿Parapsicología, fenómenos del "deja vu", vidas pasadas?: hay de todo eso, pero quizá lo más importante de todo está en el mensaje de auto estima y conocimiento del ser interior. Un viaje hacia el despertar de la consciencia, en el que el lector, podrá encontrar las claves o respuestas a muchas de sus inquietudes y que, en todo caso, despertará en él la necesidad del conocimiento interior.
Una historia llena de mensajes, donde las respuestas a las inquietudes del Ser Humano, están al alcance de quien desee conocerlas.
Cuando nos referimos a Egipto, y oímos hablar del país del Nilo o de las grandes maravillas del mundo, instintivamente, nuestra mente asocia la idea con las grandes pirámides de Gizeh o la Esfinge.
Efectivamente, si Egipto es identificado por alguna especie de iconografía, que duda cabe que la mejor imagen sería la de las Pirámides y la Esfinge de la meseta de Gizeh. Pero Egipto no es sólo el mayor museo histórico y tecnológico de la humanidad, sino que en cada grano de arena del desierto, en cada callejón del bullicioso zoco de El Cairo y ¿Cómo no?, en cada uno de sus templos y enigmáticas construcciones, nos muestra una parte mágica de la historia de la humanidad.
El Nilo, el río sagrado, la fuente de vida de Egipto y uno de los mayores del planeta, es para la tierra de los faraones, lo que la Via Lactea es para el sistema Solar. Egipto no podría haber existido sin el Nilo, y el gran río, no habría sido sagrado sin el pueblo egipcio.
Conocer la cultura egipcia en profundidad, nos llevaría mucho tiempo, quizás muchas vidas, tantas… que, sólo a través de las diversas experiencias de otras existencias, sería posible hacer un esbozo de lo que realmente ha supuesto el antiguo Egipto para la Humanidad.
Evidentemente, sólo quien profese la creencia de la reencarnación, podrá aceptar este planteamiento como factible, y a la vez, admitir la posibilidad de acceder a esas otras vidas o existencias.
“El manuscrito de Adán”, es un libro que aporta todas estas experiencias, personales, como no podía ser de otra manera, pero no por ello menos cierto. Alguien me dijo en cierta ocasión que, “la Verdad es un espejo que se había roto en miles de pedazos y por tanto, cada uno de esos trozos, formaba parte de la Verdad”. Mi Verdad pues, es uno de esos trozos, no es más verdad ni menos que otras, pero ciertamente es mi Verdad.
Cuando empecé la aventura de este viaje, estaba convencido que se trataba de un viaje turístico más, de unas merecidas vacaciones en Egipto a través del Nilo en un crucero de lujo, que la fortuna me había querido obsequiar. Ahora no puedo evitar sonreír al recordarlo. Las aparentes casualidades que se sucedían, unas tras otras, dejaban paso a una situación totalmente incomprensible para mi mente racional. ¿Cómo una persona tan racional como yo iba a creer en la magia?, era absurdo, sólo el pensar que ésta existiese, me resultaba incomprensible. Pero el destino me deparaba sorpresas que cambiarían toda mi filosofía de vida y ¿Por qué no decirlo…? Mi propia existencia.
Un trivial viaje turístico por Egipto, se convirtió en una aventura fantástica, donde toda una serie de sensaciones aparentemente nuevas o desconocidas para mí, iban a descubrirme un mundo distinto, mágico y alejado en el tiempo, pero que mi ser interior ya conocía.
Pude viajar a través del Nilo y a través del tiempo, conocer antiguas leyendas y tradiciones, concebir en mi interior las más hermosas experiencias que el alma pudiera sentir, accediendo a otros planos de consciencia, donde sólo a través del Alma era posible sentir a Dios.
Una historia llena de mensajes, donde las respuestas a las inquietudes del Ser Humano, están al alcance de quien desee conocerlas.
Cuando nos referimos a Egipto, y oímos hablar del país del Nilo o de las grandes maravillas del mundo, instintivamente, nuestra mente asocia la idea con las grandes pirámides de Gizeh o la Esfinge.
Efectivamente, si Egipto es identificado por alguna especie de iconografía, que duda cabe que la mejor imagen sería la de las Pirámides y la Esfinge de la meseta de Gizeh. Pero Egipto no es sólo el mayor museo histórico y tecnológico de la humanidad, sino que en cada grano de arena del desierto, en cada callejón del bullicioso zoco de El Cairo y ¿Cómo no?, en cada uno de sus templos y enigmáticas construcciones, nos muestra una parte mágica de la historia de la humanidad.
El Nilo, el río sagrado, la fuente de vida de Egipto y uno de los mayores del planeta, es para la tierra de los faraones, lo que la Via Lactea es para el sistema Solar. Egipto no podría haber existido sin el Nilo, y el gran río, no habría sido sagrado sin el pueblo egipcio.
Conocer la cultura egipcia en profundidad, nos llevaría mucho tiempo, quizás muchas vidas, tantas… que, sólo a través de las diversas experiencias de otras existencias, sería posible hacer un esbozo de lo que realmente ha supuesto el antiguo Egipto para la Humanidad.
Evidentemente, sólo quien profese la creencia de la reencarnación, podrá aceptar este planteamiento como factible, y a la vez, admitir la posibilidad de acceder a esas otras vidas o existencias.
“El manuscrito de Adán”, es un libro que aporta todas estas experiencias, personales, como no podía ser de otra manera, pero no por ello menos cierto. Alguien me dijo en cierta ocasión que, “la Verdad es un espejo que se había roto en miles de pedazos y por tanto, cada uno de esos trozos, formaba parte de la Verdad”. Mi Verdad pues, es uno de esos trozos, no es más verdad ni menos que otras, pero ciertamente es mi Verdad.
Cuando empecé la aventura de este viaje, estaba convencido que se trataba de un viaje turístico más, de unas merecidas vacaciones en Egipto a través del Nilo en un crucero de lujo, que la fortuna me había querido obsequiar. Ahora no puedo evitar sonreír al recordarlo. Las aparentes casualidades que se sucedían, unas tras otras, dejaban paso a una situación totalmente incomprensible para mi mente racional. ¿Cómo una persona tan racional como yo iba a creer en la magia?, era absurdo, sólo el pensar que ésta existiese, me resultaba incomprensible. Pero el destino me deparaba sorpresas que cambiarían toda mi filosofía de vida y ¿Por qué no decirlo…? Mi propia existencia.
Un trivial viaje turístico por Egipto, se convirtió en una aventura fantástica, donde toda una serie de sensaciones aparentemente nuevas o desconocidas para mí, iban a descubrirme un mundo distinto, mágico y alejado en el tiempo, pero que mi ser interior ya conocía.
Pude viajar a través del Nilo y a través del tiempo, conocer antiguas leyendas y tradiciones, concebir en mi interior las más hermosas experiencias que el alma pudiera sentir, accediendo a otros planos de consciencia, donde sólo a través del Alma era posible sentir a Dios.