Un joven nacido en Francia, hijo de española y escocés, tiene que venir a terminar sus estudios a España al morirse su padre en la segunda guerra mundial. El muchacho se hace médico y ejerce después en un pueblo de Castilla, donde se encuentra con una sociedad peculiar, en su mayor parte rural, que está muy influida por la religión, que es interpretada y ejercida por el párroco, hombre radical, vehemente y activo.
La novela trata de hacer un retrato de un pueblo castellano en la segunda mitad del siglo XX, en donde se aprecian las secuelas de la guerra civil y en el que no faltan las pasiones, la superstición y el rencor. Pero también hay en el pueblo sentido común, compasión, agradecimiento y buen hacer, de cuya mezcla se entretejen los capítulos de esta novela, amena y humana, escrita en un castellano castizo, auténtico, natural.
En esta novela se pone de manifiesto, de forma llana y amena, la eterna confrontación que todo hombre inteligente experimenta a lo largo de su vida entre el pensamiento mágico y el científico, entre la tendencia a creer y la propensión a dudar, entre la fe y el escepticismo, entre la superstición y la ciencia, en definitiva entre “el Mythos y el Logos”.
La novela trata de hacer un retrato de un pueblo castellano en la segunda mitad del siglo XX, en donde se aprecian las secuelas de la guerra civil y en el que no faltan las pasiones, la superstición y el rencor. Pero también hay en el pueblo sentido común, compasión, agradecimiento y buen hacer, de cuya mezcla se entretejen los capítulos de esta novela, amena y humana, escrita en un castellano castizo, auténtico, natural.
En esta novela se pone de manifiesto, de forma llana y amena, la eterna confrontación que todo hombre inteligente experimenta a lo largo de su vida entre el pensamiento mágico y el científico, entre la tendencia a creer y la propensión a dudar, entre la fe y el escepticismo, entre la superstición y la ciencia, en definitiva entre “el Mythos y el Logos”.