LOPE DE VEGA Y CARPIO (1562-1635), vivió durante el reinado de tres reyes: Felipe II, III y IV, quienes tuvieron actitudes diversas hacia el fenómeno teatral. Estudió con los jesuitas, por lo que está habituado a los ejercicios dramáticos, en castellano y en latín, que se realizan en los colegios de la Compañía. Su vida se halla marcada asuntos amorosos con repercusión legal, ya que por su relación con Elena Osorio –Filis- sufrirá cárcel y destierro; raptará a Isabel Urbina –Belisa- con quien contraerá matrimonio por poderes; será procesado a causa de su amancebamiento con Antonia Trillo; casará con Juana Guardo y mantendrá relaciones con Micaela Luján –Camila Lucinda- la cual le dará cinco hijos.
Desde 1610 elegirá domicilio en Madrid y se ordenará sacerdote. A pesar de lo dicho en el párrafo anterior, hoy en día nadie pone en duda su profundo sentimiento religioso, que alternará con su amor por diversas señoras: Jerónima de Burgos, Lucía de Salcedo y Marta Nevares –Amarilis- su última y gran pasión.
“El mejor alcalde, el Rey”(1620). En una aldea gallega reina un ambiente de armonía y de convivencia entre el pueblo y la nobleza, hasta que se desatan las fuerzas del mal y todo se hace vertiginoso, tenso, en una precipitada caída hacia el drama. Don Tello, poderoso infanzón, se muestra, en un principio, generoso con su vasallo Sancho, dotándole incluso para sus bodas. Mas ante la vista de la prometida de éste, arde en deseos de poseerla. Para conseguirlo, llegará a desobedecer al Rey, con lo que se produce la ruptura del orden y deberá responder ante la justicia máxima. Así Lope hace algo que nunca hasta entonces había intentado, enfrentar a los dos estamentos más elevados: monarquía y nobleza. De este modo, la tensión se traslada a un estrato superior, pues don Tello ya no sólo es culpable de abuso de poder, sino también de desacato ante el símbolo de la cúspide del poder en la tierra, el Rey, quien dictará una sentencia paradójica al tiempo que terrible.
Desde 1610 elegirá domicilio en Madrid y se ordenará sacerdote. A pesar de lo dicho en el párrafo anterior, hoy en día nadie pone en duda su profundo sentimiento religioso, que alternará con su amor por diversas señoras: Jerónima de Burgos, Lucía de Salcedo y Marta Nevares –Amarilis- su última y gran pasión.
“El mejor alcalde, el Rey”(1620). En una aldea gallega reina un ambiente de armonía y de convivencia entre el pueblo y la nobleza, hasta que se desatan las fuerzas del mal y todo se hace vertiginoso, tenso, en una precipitada caída hacia el drama. Don Tello, poderoso infanzón, se muestra, en un principio, generoso con su vasallo Sancho, dotándole incluso para sus bodas. Mas ante la vista de la prometida de éste, arde en deseos de poseerla. Para conseguirlo, llegará a desobedecer al Rey, con lo que se produce la ruptura del orden y deberá responder ante la justicia máxima. Así Lope hace algo que nunca hasta entonces había intentado, enfrentar a los dos estamentos más elevados: monarquía y nobleza. De este modo, la tensión se traslada a un estrato superior, pues don Tello ya no sólo es culpable de abuso de poder, sino también de desacato ante el símbolo de la cúspide del poder en la tierra, el Rey, quien dictará una sentencia paradójica al tiempo que terrible.