En los siglos cerca del inicio de la era cristiana, muchos judíos trataron de reconstruir las referencias dispersas del mesías en el Antiguo Testamento con el fin de averiguar quién era, lo que haría, cuándo vendría, y tales. La situación en ese tiempo era como la del cristianismo evangélico hoy, donde hay animados debates en torno al tiempo y la naturaleza de los eventos relativos a la segunda venida de Cristo, como se ilustran en el Nuevo Testamento.
Durante estos siglos las profecías acerca del Mesías del Antiguo Testamento funcionaron como los “datos” disponibles (para utilizar terminología de la ciencia), a partir de los cuales se construyeron varios “modelos” o “teorías,” cada uno de ellos intentaba producir una imagen unificada de la venida del Mesías o los Mesías. Varios “modelos apocalípticos” fueron elaborados, incluido un “modelo de Qumrán”; había un “modelo del Nuevo Testamento” o “modelo cristiano”; y había varios “modelos rabínicos” acerca del Mesías. En este capítulo, compararemos estos modelos uno con otro y, más importante, con los datos del Antiguo Testamento. Veremos que el modelo del Nuevo Testamento resulta ser claramente superior a sus competidores en el ajuste con los datos del Antigua Testamento.
Durante estos siglos las profecías acerca del Mesías del Antiguo Testamento funcionaron como los “datos” disponibles (para utilizar terminología de la ciencia), a partir de los cuales se construyeron varios “modelos” o “teorías,” cada uno de ellos intentaba producir una imagen unificada de la venida del Mesías o los Mesías. Varios “modelos apocalípticos” fueron elaborados, incluido un “modelo de Qumrán”; había un “modelo del Nuevo Testamento” o “modelo cristiano”; y había varios “modelos rabínicos” acerca del Mesías. En este capítulo, compararemos estos modelos uno con otro y, más importante, con los datos del Antiguo Testamento. Veremos que el modelo del Nuevo Testamento resulta ser claramente superior a sus competidores en el ajuste con los datos del Antigua Testamento.