No hay que ser náufrago para entender esta antología; quién no ha dejado atrás la comodidad alguna vez en su vida para embarcarse en aventuras que concluyen en islas solitarias? De ella saldremos gracias a la determinación y al empeño, sin esperar inertes por la misión de rescate. Al final es una decisión la que nos salva o condena, lo importante parece ser cuán consecuente se ha sido con el hecho de haberla tomado.
La interpretación de estos cambios me ha permitido capturar aventuras que hoy se encuentran frente al lector en esta larga antología, imaginación que irrumpe a mi paso mientras puedo ver al mundo en un grano de arena.
La lección aprendida es la de siempre, cada día hay una historia que aprender y se perdería de no prestarle la debida atención, así provenga del marullo del lago, de un cementerio minero, relatos de Guanipa o de la maleta marrón que nuestros abuelos trajeron consigo en su aventura trasatlántica.
La interpretación de estos cambios me ha permitido capturar aventuras que hoy se encuentran frente al lector en esta larga antología, imaginación que irrumpe a mi paso mientras puedo ver al mundo en un grano de arena.
La lección aprendida es la de siempre, cada día hay una historia que aprender y se perdería de no prestarle la debida atención, así provenga del marullo del lago, de un cementerio minero, relatos de Guanipa o de la maleta marrón que nuestros abuelos trajeron consigo en su aventura trasatlántica.