La era del desarrollo exponencial de la tecnología no se ha olvidado para nada del mundo de las mascotas; al avanzar en el estudio sobre las diferentes especies animales que habitan nuestro planeta, el hecho de que el ser humano está especialmente ligado a algunas de ellas, debido a una larga convivencia, hace que su entendimiento se profundice; este es el caso específico de los perros y los gatos.
El análisis de estos animales está dando teorías y descubrimientos que sorprenden por su implicancia tanto actual como futura, y hace que nos preguntemos, al hacer que estos animales interactúen con nosotros ¿qué tanto se podrían llegar a parecer a nosotros?, y ¿hacia dónde haríamos nosotros que la evolución discurra?
La alta tecnología de la que ahora disponemos nos permite estudiarlos a fondo, de una manera como nunca se había intentado antes: ahora analizamos su ADN, escudriñamos su cerebro, experimentamos con su conducta, inventamos dispositivos que buscan podamos entender lo que piensan e incluso lo que dicen.
Estamos ante la paradoja de que no hemos podido aún inventar traductores de idiomas humanos que funcionen a la perfección, y que permitan que el sueño de la traducción automática se haga realidad, sin embargo, ya hay científicos trabajando en la forma que se haga viable que los animales no solo nos entiendan y que nosotros los entendamos, sino incluso en darles una voz, al comienzo artificial y, ¿quién sabe que más después? a nuestros compañeros privilegiados, los perros, sin embargo, aquello sería el comienzo, puesto que la ciencia no se detiene, no se puede detener, no se sabe detener, de allí vendrían el resto de las especies sobre el planeta Tierra.
La evolución acompañada de especies que se han sabido complementar, nos ha llevado a descubrir que el ADN de los perros se ha modificado, sin embargo, nadie ha sabido explorar si nuestra convivencia con los perros ha modificado nuestro ADN; estamos tan enfocados en ver como influimos sobre los perros que a nadie se le ha ocurrido pensar como estos han influido sobre nosotros a un nivel genético; se dice que uno no puede creer en Dios sin creer en el diablo; ese mismo principio se aplica aquí, no se puede creer en la genética modificada del perro, sin creer en la genética modificada del humano.
Esto, sin embargo, es solo un punto de todos los que giran en torno al mundo de la convivencia de animales y humanos, estamos explorando el cerebro de nuestros compañeros más cercanos, comprendiendo sus capacidades cognitivas, y los resultados sorprenden. Y ¿qué de la conducta de nuestras mascotas favoritas, de las especies que más tiempo han convivido con nosotros, como son perros y gatos?, ¿cómo se ha modificado y cómo nos perciben?, ¿cómo dejaron sus instintos antiguos de animales salvajes y se pudieron adaptar a convivir con nosotros? Y lo más actual: ¿Cómo nos perciben? ¿Qué somos para ellos: sus compañeros, sus padres, sus amigos o solo un medio de vida? ¿Qué nos dicen con sus miradas? ¿Están evolucionando con nosotros? Y ¿quién evoluciona más rápido? Y ¿la revolución tecnológica en la que vivimos nos afectará por igual? Así como el mundo moderno crea una sinergia que modifica a los seres humanos, esa misma tecnología aplicada a estas especies animales ¿hacia dónde los llevará? Y ¿a qué velocidad?
El mundo de la tecnología para mascotas, se desarrolla rápida y profundamente. Las opciones son cada vez más variadas y sofisticadas, pasan por la salud, la vigilancia, el entretenimiento, el confort, el entrenamiento y la educación. Las mascotas, tal cual el ser humano, están inmersas en la evolución tecnológica, por tanto, su participación en este nuevo mundo será cada vez más activa, exactamente hasta donde los llevará es impredecible y posiblemente escape a la imaginación de los mejores cineastas de ciencia ficción. Todo parece indicar que las mascotas, especialmente los perros y los gatos, nos seguirán acompañando, por mucho tiempo, en nuestro viaje a lo desconoc
El análisis de estos animales está dando teorías y descubrimientos que sorprenden por su implicancia tanto actual como futura, y hace que nos preguntemos, al hacer que estos animales interactúen con nosotros ¿qué tanto se podrían llegar a parecer a nosotros?, y ¿hacia dónde haríamos nosotros que la evolución discurra?
La alta tecnología de la que ahora disponemos nos permite estudiarlos a fondo, de una manera como nunca se había intentado antes: ahora analizamos su ADN, escudriñamos su cerebro, experimentamos con su conducta, inventamos dispositivos que buscan podamos entender lo que piensan e incluso lo que dicen.
Estamos ante la paradoja de que no hemos podido aún inventar traductores de idiomas humanos que funcionen a la perfección, y que permitan que el sueño de la traducción automática se haga realidad, sin embargo, ya hay científicos trabajando en la forma que se haga viable que los animales no solo nos entiendan y que nosotros los entendamos, sino incluso en darles una voz, al comienzo artificial y, ¿quién sabe que más después? a nuestros compañeros privilegiados, los perros, sin embargo, aquello sería el comienzo, puesto que la ciencia no se detiene, no se puede detener, no se sabe detener, de allí vendrían el resto de las especies sobre el planeta Tierra.
La evolución acompañada de especies que se han sabido complementar, nos ha llevado a descubrir que el ADN de los perros se ha modificado, sin embargo, nadie ha sabido explorar si nuestra convivencia con los perros ha modificado nuestro ADN; estamos tan enfocados en ver como influimos sobre los perros que a nadie se le ha ocurrido pensar como estos han influido sobre nosotros a un nivel genético; se dice que uno no puede creer en Dios sin creer en el diablo; ese mismo principio se aplica aquí, no se puede creer en la genética modificada del perro, sin creer en la genética modificada del humano.
Esto, sin embargo, es solo un punto de todos los que giran en torno al mundo de la convivencia de animales y humanos, estamos explorando el cerebro de nuestros compañeros más cercanos, comprendiendo sus capacidades cognitivas, y los resultados sorprenden. Y ¿qué de la conducta de nuestras mascotas favoritas, de las especies que más tiempo han convivido con nosotros, como son perros y gatos?, ¿cómo se ha modificado y cómo nos perciben?, ¿cómo dejaron sus instintos antiguos de animales salvajes y se pudieron adaptar a convivir con nosotros? Y lo más actual: ¿Cómo nos perciben? ¿Qué somos para ellos: sus compañeros, sus padres, sus amigos o solo un medio de vida? ¿Qué nos dicen con sus miradas? ¿Están evolucionando con nosotros? Y ¿quién evoluciona más rápido? Y ¿la revolución tecnológica en la que vivimos nos afectará por igual? Así como el mundo moderno crea una sinergia que modifica a los seres humanos, esa misma tecnología aplicada a estas especies animales ¿hacia dónde los llevará? Y ¿a qué velocidad?
El mundo de la tecnología para mascotas, se desarrolla rápida y profundamente. Las opciones son cada vez más variadas y sofisticadas, pasan por la salud, la vigilancia, el entretenimiento, el confort, el entrenamiento y la educación. Las mascotas, tal cual el ser humano, están inmersas en la evolución tecnológica, por tanto, su participación en este nuevo mundo será cada vez más activa, exactamente hasta donde los llevará es impredecible y posiblemente escape a la imaginación de los mejores cineastas de ciencia ficción. Todo parece indicar que las mascotas, especialmente los perros y los gatos, nos seguirán acompañando, por mucho tiempo, en nuestro viaje a lo desconoc