En este libro el autor busca examinar cómo se construye el oficio de investigador a partir de un personaje de ficción, Sherlock Holmes, que bien puede ser considerado como uno de los más interesantes modelos de investigación de todos los tiempos. A partir de él es posible examinar algunos de los principales problemas conceptuales y metodológicos que están a la base de todo proceso investigativo, los cuales, además, pueden ser igualmente relevantes en muy diversos campos.
Más que “enseñar a investigar” -esto es algo que sólo se aprende en la práctica misma y en la medida en que profundizamos en nuestras disciplinas específicas-, la lectura de los relatos sobre Sherlock Holmes genera en el lector atento una reflexión en torno al sentido, el proceso, los métodos, las estrategias, entre otro. de la investigación científica. A partir de él se podremos realizar, entonces, un examen del oficio de investigador, podremos ver cómo se hace ciencia y, a la vez, podremos suscitar una reflexión sobre cómo nosotros mismos podríamos hacerla.
La utilización de un modelo literario como éste tiene una serie de ventajas. Además de que los relatos sherlockianos son de muy agradable lectura, se propicia a través de ellos una introducción narrativa a los problemas claves de la investigación, que podríamos y deberíamos confrontar con visiones alternativas de lo que constituye una lógica de la investigación científica. Los relatos policíacos de Sir Arthur Conan Doyle constituyen una literatura de un elevado nivel de reflexión teórica, dado que Sherlock Holmes es un personaje que, a la vez que construye un oficio propio, el de investigador, va reflexionando continuamente sobre dicho oficio y sobre la práctica investigativa en general; sobre todo, hay una poderosa “lógica de la investigación científica” implícita, y muchas veces explícita, en estos textos.
Más que “enseñar a investigar” -esto es algo que sólo se aprende en la práctica misma y en la medida en que profundizamos en nuestras disciplinas específicas-, la lectura de los relatos sobre Sherlock Holmes genera en el lector atento una reflexión en torno al sentido, el proceso, los métodos, las estrategias, entre otro. de la investigación científica. A partir de él se podremos realizar, entonces, un examen del oficio de investigador, podremos ver cómo se hace ciencia y, a la vez, podremos suscitar una reflexión sobre cómo nosotros mismos podríamos hacerla.
La utilización de un modelo literario como éste tiene una serie de ventajas. Además de que los relatos sherlockianos son de muy agradable lectura, se propicia a través de ellos una introducción narrativa a los problemas claves de la investigación, que podríamos y deberíamos confrontar con visiones alternativas de lo que constituye una lógica de la investigación científica. Los relatos policíacos de Sir Arthur Conan Doyle constituyen una literatura de un elevado nivel de reflexión teórica, dado que Sherlock Holmes es un personaje que, a la vez que construye un oficio propio, el de investigador, va reflexionando continuamente sobre dicho oficio y sobre la práctica investigativa en general; sobre todo, hay una poderosa “lógica de la investigación científica” implícita, y muchas veces explícita, en estos textos.