Por la tarde sube a la biblioteca. Desea investigar sobre los fenómenos sobrenaturales que lo atormentan.
Poco a poco recorre el recinto, encontrando un sinnúmero de ejemplares sobre diversos temas. Nota que algunos libros se encuentran empolvados por el paso de los años, otros contienen páginas amarillentas que nunca han sido leídas.
Se pregunta: ¿en dónde puede encontrar el material?, tiene años que ni siquiera toca las páginas de un libro. Se encuentra perdido entre tanto papel amontonado, entonces el bibliotecario se acerca para preguntarle:
- ¿Busca algún tema en específico? -el encargado lo observa con cierta curiosidad, es la primera vez que lo ve subir al recinto.
- Necesito algo sobre fantasmas –murmura Joaquín, tratando de evitar que sus compañeros lo escuchen.
- Por supuesto, acompáñeme -ambos se dirigen al fondo del lugar donde encuentran un estante.
- Le recomiendo estos autores, -agrega el bibliotecario mientras le entrega un par de libros- ¿requiere algo más?
- No -el encargado vuelve a su lugar
Joaquín observa los ejemplares que han puesto en sus manos y separa algunos libros que hablan del tema. Después los coloca sobre la mesa, apilándolos frente a él. No está seguro por donde empezar, ni si en ellos podrá encontrar las respuestas que tanto anhela.
La biblioteca está casi llena. Al fondo una pareja levanta la voz, mientras el encargado coloca el dedo frente a sus labios y emite un leve sonido indicando que guarden silencio. Joaquín se distrae por algunos segundos, lo reconforta saber que se encuentra acompañado, respira con cierto alivio mientras vuelve a su lectura.
Poco a poco se queda vacío el recinto, hasta el bibliotecario ha tenido que salir. Joaquín observa la biblioteca, al darse cuenta que se ha quedado solo siente un escalofrío que lo invade, después dirige su mirada al reloj de la pared, las mancillas indican las ocho de la noche.
El silencio se interrumpe por un murmullo, como el sonido del viento que pasa a través de la ventana. De pronto empiezan a cambiarse las páginas de los libros que están sobre la mesa, como si una mano invisible recorriera sus hojas. Al fondo se escucha el chirriar de una puerta.
El corazón de Joaquín se empieza a inquietar, de inmediato coloca sus manos temblorosas frente a su pecho tratando de aquietarlo, su rostro se pone pálido como una hoja de papel y una sensación inexplicable de terror lo invade. Le es difícil llenar de aire sus pulmones.
Poco después una ráfaga de viento abre el ventanal que da a la calle, azotándolo con fuerza. Con el impacto, sus cristales se rompen en mil pedazos, mientras los libros caen al piso como si una mano invisible los empujara.
Las luces de la habitación centellean, creando sombras monstruosas. Al fondo se escucha un fuerte golpe como si algún estante se hubiera caído.
Preocupado e inquieto se levanta del asiento. De pronto siente un pequeño mareo como si girara la habitación, le da la impresión que está temblando. Tiene que sujetarse del respaldo del asiento para evitar caer al piso.
Se escuchan pasos. Como el sonido de unos tacones que se acercan presurosos, eso inquieta a Joaquín.
- ¿Quién está ahí?... responda - Joaquín pregunta con voz serena tratando de ocultar la angustia que lo envuelve, sospecha que lo acecha una presencia maligna.
Se vuelve a escuchar el golpe de los tacones, ahora es más fuerte.
- ¿Qué desea? -Levanta la voz.
Desconcertado, avanza con lentitud, recorriendo cada uno de los estantes, para su sorpresa descubre que la biblioteca se encuentra deshabitada.
El viento sopla con fuerza emitiendo un silbido extraño, las cortinas se levantan como si intentaran abandonar sus soportes, mientras los libros se agolpan entre los estantes.
De pronto estalla el foco que alumbra el recinto dejando el lugar en completa obscuridad, poco después se escucha un murmullo casi imperceptible que dice:
-Joaquín... Joaquiiiiiiiiiin.
El sonido de las pisadas es cada vez más intenso.
Poco a poco recorre el recinto, encontrando un sinnúmero de ejemplares sobre diversos temas. Nota que algunos libros se encuentran empolvados por el paso de los años, otros contienen páginas amarillentas que nunca han sido leídas.
Se pregunta: ¿en dónde puede encontrar el material?, tiene años que ni siquiera toca las páginas de un libro. Se encuentra perdido entre tanto papel amontonado, entonces el bibliotecario se acerca para preguntarle:
- ¿Busca algún tema en específico? -el encargado lo observa con cierta curiosidad, es la primera vez que lo ve subir al recinto.
- Necesito algo sobre fantasmas –murmura Joaquín, tratando de evitar que sus compañeros lo escuchen.
- Por supuesto, acompáñeme -ambos se dirigen al fondo del lugar donde encuentran un estante.
- Le recomiendo estos autores, -agrega el bibliotecario mientras le entrega un par de libros- ¿requiere algo más?
- No -el encargado vuelve a su lugar
Joaquín observa los ejemplares que han puesto en sus manos y separa algunos libros que hablan del tema. Después los coloca sobre la mesa, apilándolos frente a él. No está seguro por donde empezar, ni si en ellos podrá encontrar las respuestas que tanto anhela.
La biblioteca está casi llena. Al fondo una pareja levanta la voz, mientras el encargado coloca el dedo frente a sus labios y emite un leve sonido indicando que guarden silencio. Joaquín se distrae por algunos segundos, lo reconforta saber que se encuentra acompañado, respira con cierto alivio mientras vuelve a su lectura.
Poco a poco se queda vacío el recinto, hasta el bibliotecario ha tenido que salir. Joaquín observa la biblioteca, al darse cuenta que se ha quedado solo siente un escalofrío que lo invade, después dirige su mirada al reloj de la pared, las mancillas indican las ocho de la noche.
El silencio se interrumpe por un murmullo, como el sonido del viento que pasa a través de la ventana. De pronto empiezan a cambiarse las páginas de los libros que están sobre la mesa, como si una mano invisible recorriera sus hojas. Al fondo se escucha el chirriar de una puerta.
El corazón de Joaquín se empieza a inquietar, de inmediato coloca sus manos temblorosas frente a su pecho tratando de aquietarlo, su rostro se pone pálido como una hoja de papel y una sensación inexplicable de terror lo invade. Le es difícil llenar de aire sus pulmones.
Poco después una ráfaga de viento abre el ventanal que da a la calle, azotándolo con fuerza. Con el impacto, sus cristales se rompen en mil pedazos, mientras los libros caen al piso como si una mano invisible los empujara.
Las luces de la habitación centellean, creando sombras monstruosas. Al fondo se escucha un fuerte golpe como si algún estante se hubiera caído.
Preocupado e inquieto se levanta del asiento. De pronto siente un pequeño mareo como si girara la habitación, le da la impresión que está temblando. Tiene que sujetarse del respaldo del asiento para evitar caer al piso.
Se escuchan pasos. Como el sonido de unos tacones que se acercan presurosos, eso inquieta a Joaquín.
- ¿Quién está ahí?... responda - Joaquín pregunta con voz serena tratando de ocultar la angustia que lo envuelve, sospecha que lo acecha una presencia maligna.
Se vuelve a escuchar el golpe de los tacones, ahora es más fuerte.
- ¿Qué desea? -Levanta la voz.
Desconcertado, avanza con lentitud, recorriendo cada uno de los estantes, para su sorpresa descubre que la biblioteca se encuentra deshabitada.
El viento sopla con fuerza emitiendo un silbido extraño, las cortinas se levantan como si intentaran abandonar sus soportes, mientras los libros se agolpan entre los estantes.
De pronto estalla el foco que alumbra el recinto dejando el lugar en completa obscuridad, poco después se escucha un murmullo casi imperceptible que dice:
-Joaquín... Joaquiiiiiiiiiin.
El sonido de las pisadas es cada vez más intenso.