Los ochenta. Wall Street. Ningún libro ha definido mejor ni de forma más mordaz una era dominada por la cultura de la codicia, la frivolidad y la ambición desmesurada.
Tras completar sus estudios en Princeton y en la London School of Economics, Michael Lewis entró a trabajar en Salomon Brothers, uno de los mayores bancos de inversión del mundo. Lewis nos relata en primera persona lo que allí aconteció en los tres años siguientes a su incorporación, desde el insólito proceso de selección al que se vio sometido y su posterior experiencia como aprendiz, hasta su ascenso hasta la sala de negociaciones de la planta 41, epicentro del espíritu despiadado que gobernaba el mercado financiero en esa época.
El libro retrata el ambiente de un banco de inversión, en el que jóvenes codiciosos con un instinto asesino vivían en la abundancia y arriesgaban hasta el último céntimo en apuestas imposibles. Nunca, como bien dice el autor en el prólogo, “tantos jóvenes poco cualificados de veintitantos años habían ganado tanto dinero en tan poco tiempo”. Se trataba de estar en el momento justo en el sitio correcto. Cualquiera con pocos escrúpulos y un ansia desmesurada podía llegar a lo más alto. El póquer del mentiroso es un libro hilarante, irónico y mordaz que describe como ningún otro lo que sucedía entre bambalinas en Wall Street y en la City londinense de los ochenta. Es una narración que nos sumerge de lleno en el mismo contexto que ya retrataron libros como La hoguera de las vanidades o películas como Wall Street, pero esta vez desde el punto de vista único de quien ha sido protagonista de una era que algunos creyeron olvidada.
Tras completar sus estudios en Princeton y en la London School of Economics, Michael Lewis entró a trabajar en Salomon Brothers, uno de los mayores bancos de inversión del mundo. Lewis nos relata en primera persona lo que allí aconteció en los tres años siguientes a su incorporación, desde el insólito proceso de selección al que se vio sometido y su posterior experiencia como aprendiz, hasta su ascenso hasta la sala de negociaciones de la planta 41, epicentro del espíritu despiadado que gobernaba el mercado financiero en esa época.
El libro retrata el ambiente de un banco de inversión, en el que jóvenes codiciosos con un instinto asesino vivían en la abundancia y arriesgaban hasta el último céntimo en apuestas imposibles. Nunca, como bien dice el autor en el prólogo, “tantos jóvenes poco cualificados de veintitantos años habían ganado tanto dinero en tan poco tiempo”. Se trataba de estar en el momento justo en el sitio correcto. Cualquiera con pocos escrúpulos y un ansia desmesurada podía llegar a lo más alto. El póquer del mentiroso es un libro hilarante, irónico y mordaz que describe como ningún otro lo que sucedía entre bambalinas en Wall Street y en la City londinense de los ochenta. Es una narración que nos sumerge de lleno en el mismo contexto que ya retrataron libros como La hoguera de las vanidades o películas como Wall Street, pero esta vez desde el punto de vista único de quien ha sido protagonista de una era que algunos creyeron olvidada.