No tiene nada de particular que un reumático, en mi caso un afectado por espondilitis anquilosante, recorra el Camino de Santiago. Al fin y al cabo, uno de los motivos ancestrales para peregrinar a la ciudad del apóstol ha sido pedir la curación de los males propios o ajenos, y seguramente miles de cojos han transitado por sus rutas con tal fin.
Tampoco resulta una gran hazaña completar el Camino Primitivo, entre Oviedo y Compostela. Si pensamos que hay peregrinos que andan durante varios meses sin detenerse, acabar un camino de apenas trece etapas no parece que sea una heroicidad como para escribir un libro.
Así que la motivación que me ha llevado a plasmar mi experiencia por escrito ha sido la de haber descubierto, durante la preparación de mi viaje, que apenas había libros con relatos de peregrinos por el Camino Primitivo. Sí había varias guías especializadas y páginas de Internet, pero, remitiéndonos a narraciones de experiencias, lo que se encuentra en el mercado editorial son ingentes cantidades de libros acerca de aventuras en el Camino Francés, pero muy pocos sobre el resto de los caminos.
Por tanto, lo primero que hay que decir es que este libro no es una guía. El lector interesado en la descripción pormenorizada de la ruta a seguir, de sus localidades y sus correspondientes monumentos habrá de acudir a alguna de esas guías sobre el Camino Primitivo. Lo mismo ocurre con el lector que busque una historia del descubrimiento de la tumba del santo y de la peregrinación que surgió a continuación. También son legión los libros de este tipo y algunos de ellos han sido recogidos en la bibliografía. En este libro, el lector encontrará más bien reflexiones y emociones que el recorrido y las anécdotas y situaciones vividas me despertaron y sobre todo encontrará descripciones de los personajes que me acompañaron en el peregrinar. Porque la mayor riqueza del Camino son los propios peregrinos, todos tan diferentes y con distintas motivaciones para llevarlo a cabo.
También se refleja, a veces de forma humorística y otras amargamente crítica, la imagen de un país cuya crisis, a finales de 2013, se percibía incluso en sus caminos.
Tampoco resulta una gran hazaña completar el Camino Primitivo, entre Oviedo y Compostela. Si pensamos que hay peregrinos que andan durante varios meses sin detenerse, acabar un camino de apenas trece etapas no parece que sea una heroicidad como para escribir un libro.
Así que la motivación que me ha llevado a plasmar mi experiencia por escrito ha sido la de haber descubierto, durante la preparación de mi viaje, que apenas había libros con relatos de peregrinos por el Camino Primitivo. Sí había varias guías especializadas y páginas de Internet, pero, remitiéndonos a narraciones de experiencias, lo que se encuentra en el mercado editorial son ingentes cantidades de libros acerca de aventuras en el Camino Francés, pero muy pocos sobre el resto de los caminos.
Por tanto, lo primero que hay que decir es que este libro no es una guía. El lector interesado en la descripción pormenorizada de la ruta a seguir, de sus localidades y sus correspondientes monumentos habrá de acudir a alguna de esas guías sobre el Camino Primitivo. Lo mismo ocurre con el lector que busque una historia del descubrimiento de la tumba del santo y de la peregrinación que surgió a continuación. También son legión los libros de este tipo y algunos de ellos han sido recogidos en la bibliografía. En este libro, el lector encontrará más bien reflexiones y emociones que el recorrido y las anécdotas y situaciones vividas me despertaron y sobre todo encontrará descripciones de los personajes que me acompañaron en el peregrinar. Porque la mayor riqueza del Camino son los propios peregrinos, todos tan diferentes y con distintas motivaciones para llevarlo a cabo.
También se refleja, a veces de forma humorística y otras amargamente crítica, la imagen de un país cuya crisis, a finales de 2013, se percibía incluso en sus caminos.