No creemos pecar de alarmistas. Poco a poco, día tras día, la corrupción protagonizada por la clase política (y la no política) ha ido escalando puestos en la preocupación de los españoles. Tras el paro y la economía, la gran preocupación de los ciudadanos es la clase política, en la que nos encontramos con más de 300 servidores de lo público imputados en presuntos casos de corrupción.
¿Son pocos o son muchos? Cada cual puede opinar libremente. Nosotros hacemos dos preguntas: ¿Son todos los que están? ¿Están todos los que son?
Sea lo que fuese lo cierto es que cada día amanece y amanece todos los días, nos desayunamos con un caso nuevo, con un trinque, con un fraude, con un cohecho, con una malversación de fondos públicos, con un bofetón de hediondez y olor a sumideros tal que las pituitarias ya están saturadas, saturación que lleva irremediablemente a este país nuestro a optar por dos posturas: Conformismo o indignación.
¿Son pocos o son muchos? Cada cual puede opinar libremente. Nosotros hacemos dos preguntas: ¿Son todos los que están? ¿Están todos los que son?
Sea lo que fuese lo cierto es que cada día amanece y amanece todos los días, nos desayunamos con un caso nuevo, con un trinque, con un fraude, con un cohecho, con una malversación de fondos públicos, con un bofetón de hediondez y olor a sumideros tal que las pituitarias ya están saturadas, saturación que lleva irremediablemente a este país nuestro a optar por dos posturas: Conformismo o indignación.