"El retablo de las maravillas", un entremés del que hizo uso Piron para su Faux prodige, es una verdadera obra maestra. Trae a la escena un cuento oriental de autor desconocido, como ya había hecho el Conde lucanor en tiempos anteriores y H. Ch. Andersen posteriormente. Es una representación de la que solo podrán disfrutar los asistentes que sean cristianos viejos. Para todos los que tengan ascendencia judía o morisca será invisible. Un soldado que desconoce ese poder extraño del retablo dice que él no ve nada. A todos los demás les sucede lo mismo, pero temen confesarlo abiertamente y prefien burlarse del soldado. La discordia aumenta y el entremés acaba a palos.
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