Tercera entrega de esta trilogía. En los difíciles tiempos que corren por Sassenage, parece que por fin Algonde saborea las mieles de la felicidad junto a su preciosa hija Elora, una entrañable criatura por cuyas venas corre sangre de las hadas y que encarna la esperanza de tiempos mejores. La bella Hélène de Sassenage, por su parte, consigue huir junto a su amado Cem y liberarse así de la condena a desposarse con el malvado Philibert de Montoison. Sin embargo, pronto sus destinos volverán a separarse? Sin noticias de la suerte de su amado príncipe, y sin saber cómo y cuándo se reencontrarán, Hélène halla de nuevo consuelo en su amiga Algonde y en su amada madre, Jeanne de Commiers, a la que creía muerta. La hora de la profecía se acerca, y el destino de todos los implicados se entremezcla en una macabra danza, en la que los poderes terrenales y míticos se funden a fuego. Y es en esa llama mágica en la que se templa el sino de Phillipine, en cuyo vientre crece la semilla de su amante Cem. Un hijo que llevará el nombre de Constantin y que no es otro que el "niño velloso" cuyo nacimiento, largamente esperado, debe ser el fin de las tres hadas malditas. Pero ¿estará dispuesta Hélène a separarse de él? ¿Podrá el amor vencer la maldad y el espíritu demoníaco de Melusina y la harpía Marthe?
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