En el maravilloso y a la vez incierto reparto de la vida, los seres humanos no podemos elegir donde y cuando nacer, ni si nacemos ricos o pobres. Nuestro destino está escrito desde antes incluso de nacer. Luego tu familia, tus padres, el entorno y sobre todo nuestro carácter, determinarán que seremos en el futuro. Tampoco podemos entender exactamente que arrastra a una persona a practicar la violencia de género. Algo tan ruin como hacer daño a tus seres queridos, porque aunque dicha violencia se ejerza por los mayores los que más la sufren son los niños. Pero, más ruin aún es practicar la violencia poniendo como diana a los mismos críos, dándoles golpes y más golpes en sus pequeños cuerpos frágiles e indefensos. Nuestro protagonista, el pequeño (Fabio Solís) fue uno de esos críos que fue a nacer bajo el yugo de uno de esos míseros maltratadores, sufriendo a diario los golpes que, con ensañamiento y desmesurada crueldad le propinaba su propio padre. Uno de esos padres que se creen dueños de todo lo que les rodea, y que en sus dominios imponen su dictadura sintiéndose con poder para construir o destruir a su antojo a su familia y su mundo más inmediato, pero que fuera de él son gente vacía y sin autoridad alguna. Fuera de sus dominios se sienten basura, desplazados e ignorados a la vez que despreciados por los demás. Para todo el mundo muestran un perfil de personas simpáticas amables y dóciles, proyectando una falsa imagen benevolente y jovial, pero tirano, dictatorial y verdugo de los suyos. Marcial, el (padre) de nuestro protagonista, descargaba en Fabio y su madre (Rosa) todas las frustraciones que no era capaz de solucionar fuera de casa, haciendo que Fabio se fuera forjando en el odio hacia él, deseando cada vez más su muerte.
Su niñez marcada por la violencia, haría que Fabio hiciera de ella aún qué, equivocadamente, su medio de supervivencia y a veces, usando el crimen como solución a todos sus problemas, descubriendo con el tiempo que se había convertido en parte de todo lo que más odiaba. La vida le iba marcando el camino a seguir, teniendo que doblegarse a ella como lo hace un junco al viento. Para el, el asesinato se convertiría en una monotonía, en un fin, en algo normal en su día a día, lo que le hizo recapacitar preguntándose si en vez de hacer bien se estaba convirtiendo en parte del mal, convenciéndose de que no era mejor que su padre ni que la mayoría de los que sucumbieron a su más que dudosa justicia. Las decisiones que iba tomando día a día, iban arrastrándole a la soledad y le iban forzando a ser sin remedio, justo consigo mismo…
Su niñez marcada por la violencia, haría que Fabio hiciera de ella aún qué, equivocadamente, su medio de supervivencia y a veces, usando el crimen como solución a todos sus problemas, descubriendo con el tiempo que se había convertido en parte de todo lo que más odiaba. La vida le iba marcando el camino a seguir, teniendo que doblegarse a ella como lo hace un junco al viento. Para el, el asesinato se convertiría en una monotonía, en un fin, en algo normal en su día a día, lo que le hizo recapacitar preguntándose si en vez de hacer bien se estaba convirtiendo en parte del mal, convenciéndose de que no era mejor que su padre ni que la mayoría de los que sucumbieron a su más que dudosa justicia. Las decisiones que iba tomando día a día, iban arrastrándole a la soledad y le iban forzando a ser sin remedio, justo consigo mismo…
