“Guardaos de perturbar el descanso de los dioses con vuestras iniquidades, pues su silencio es vuestra salvación. Así pues, no oséis impartir la justicia divina sobre vuestros semejantes, pues aquellos que miran desde lo alto hablarán palabras que os llenarán de temor. Y entonces su poder caerá sobre vosotros y arderéis eternamente en los fuegos de Mynthos, la Morada de los Inmortales”.
En las tierras de Móstur, la Orden Helvatia se erige como protector del culto a Athmer, dios de la luz. Sin embargo, se acercan tiempos sombríos en los que la amenaza de la guerra y la sublevación de los nobles pone en peligro la estabilidad de la capital y sus dominios.
Hay quienes pretenden acabar con el reinado de los dioses, que parecen haber permanecido demasiado tiempo callados. Sin embargo, su silencio es lo único que ha mantenido a los hombres en una paz tan frágil como moribunda. Los Inmortales parecen ahora dispuestos a hablar, y sus palabras tal vez no sean de amor o compasión.
En las tierras de Móstur, la Orden Helvatia se erige como protector del culto a Athmer, dios de la luz. Sin embargo, se acercan tiempos sombríos en los que la amenaza de la guerra y la sublevación de los nobles pone en peligro la estabilidad de la capital y sus dominios.
Hay quienes pretenden acabar con el reinado de los dioses, que parecen haber permanecido demasiado tiempo callados. Sin embargo, su silencio es lo único que ha mantenido a los hombres en una paz tan frágil como moribunda. Los Inmortales parecen ahora dispuestos a hablar, y sus palabras tal vez no sean de amor o compasión.