Ante las situaciones penales protagonizadas por adolescentes o jóvenes se reiteran ciclos de cólera ciudadana con dos destinos centrales. Por un lado, la rabia se destina a esos jóvenes “delincuentes” y, por otro lado, la ira se dirige hacia los dispositivos estatales, especialmente los judiciales. Así, se pone de manifiesto el quiebre en la legitimidad social de estos últimos para regular tales manifestaciones de la cuestión social nacional.
En tal marco, la crítica profesional y académica hacia los viejos sistemas de justicia (“de menores”) pareciera funcionar más como chivo expiatorio que como agudización del pensamiento. Simultáneamente, la suerte de religiosidad laica con que se cubre a los ya no tan nuevos sistemas de responsabilidad penal juvenil tampoco parece aportar demasiado a superar el referido déficit en la legitimidad socio-judicial.
“El diablo está en los detalles”, reza el conocido proverbio anglosajón. En términos generales, el orden socio-jurídico se muestra usualmente aceptable. Sin embargo, en los detalles de esas apariencias pueden encontrarse las raíces del problema. Entre ellas contamos los supuestos culturales que resultan decisivos al momento de aplicar las normas. Este sistema de supuestos prefigura las tecnologías que se utilizan en la intervención socio-judicial y condiciona a las instituciones pertinentes. De este modo, las herramientas teóricas y las normas jurídicas tienden a quedar en un disimulado segundo plano, pues son tales bases culturales las que orientan la acción concreta. No obstante, ellas no están suficientemente a la luz, por lo que, entonces, no suelen formar parte de las transformaciones impulsadas.
Este libro procura sacar a la luz al menos algunas de tales raíces, siempre en relación con la pretendida responsabilización, y en la convicción de que dicha tarea es condición necesaria para imaginar escenarios más acordes con la vigencia robusta e integral de los Derechos Humanos del Niño.
En tal marco, la crítica profesional y académica hacia los viejos sistemas de justicia (“de menores”) pareciera funcionar más como chivo expiatorio que como agudización del pensamiento. Simultáneamente, la suerte de religiosidad laica con que se cubre a los ya no tan nuevos sistemas de responsabilidad penal juvenil tampoco parece aportar demasiado a superar el referido déficit en la legitimidad socio-judicial.
“El diablo está en los detalles”, reza el conocido proverbio anglosajón. En términos generales, el orden socio-jurídico se muestra usualmente aceptable. Sin embargo, en los detalles de esas apariencias pueden encontrarse las raíces del problema. Entre ellas contamos los supuestos culturales que resultan decisivos al momento de aplicar las normas. Este sistema de supuestos prefigura las tecnologías que se utilizan en la intervención socio-judicial y condiciona a las instituciones pertinentes. De este modo, las herramientas teóricas y las normas jurídicas tienden a quedar en un disimulado segundo plano, pues son tales bases culturales las que orientan la acción concreta. No obstante, ellas no están suficientemente a la luz, por lo que, entonces, no suelen formar parte de las transformaciones impulsadas.
Este libro procura sacar a la luz al menos algunas de tales raíces, siempre en relación con la pretendida responsabilización, y en la convicción de que dicha tarea es condición necesaria para imaginar escenarios más acordes con la vigencia robusta e integral de los Derechos Humanos del Niño.