Los periodistas rosarinos Vanesa Valenti y Lucas Vitantonio escribieron una biografía imperdible de Gerardo Martino, que ayuda a conocer, en toda su dimensión, al sucesor de Alejandro Sabella. El Tata retrata como nunca antes los días de la infancia de Martino: la escuela primaria con Angélica, su futura esposa; la secundaria con Fito Páez y el hábito de deslumbrar haciendo jueguitos con una pelota de ping-pong; su pretensión de convertirse en odontólogo y el viaje de egresados trunco por la convocatoria a debutar en la primera división. El relato de sus días como número ocho no tiene desperdicio. Martino es el jugador que más partidos jugó con la camiseta de Newell’s. Y también el más expulsado. Fue pichón de crack, figura indiscutida y finalmente ídolo. Pero también vivió días duros, en los que fue acusado de traición. Dicen sus viejos compañeros y maestros que le gustaba jugar del lado de la sombra, que era un poco remolón. Con eso, le alcanzaba para deslumbrar. Hasta que Marcelo Bielsa, sobre el final de su carrera, lo dirigió y consiguió que su juego tuviera más intensidad. El tercer pilar del libro es el que descubre el mundo de Martino como DT. Quiénes son los tres técnicos de la vieja guardia que lo marcaron a fuego, qué tomó él de cada uno de ellos y cuáles son sus secretos como entrenador. Sus inicios sin fuegos artificiales, su salto a la gloria en Paraguay, el regreso inolvidable al club de sus amores y el fracaso en Barcelona. La alegría y la desazón. Dice el Tata que ya sueña con torneos internacionales y con dejar su marca, que su objetivo en la selección es ganar y enamorar. Agallas no le faltan.
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