George Smiley, que es un hombre con problemas y con compasión infinita, es también un decidido e implacable adversario como espía.
La escena en la que entra es un paisaje de Guerra Fría, de topos y faroleros, de cazadores de cabelleras y artistas callejeros, donde los hombres son cambiados, quemados y comprados. La misión de Smiley es atrapar al topo del Centro de Moscú, infiltrado desde hace treinta años en el mismísimo Circus.