Los falsificadores, y por tanto las falsificaciones, han existido siempre. Los egipcios ya conocían la falsificación de joyas y se sabe que los griegos clásicos ya tuvieron problemas con la falsificación de obras de arte, y en el Imperio Romano era un delito muy frecuente la falsificación de obras de arte. De hecho fueron los primeros que legislaron sobre falsificaciones.
Hoy en día ya en pleno siglo XXI la falsificación de obras de arte es el tercer «negocio» en números absolutos a nivel mundial, tras el narcotráfico y el tráfico de armas.
Hoy en día ya en pleno siglo XXI la falsificación de obras de arte es el tercer «negocio» en números absolutos a nivel mundial, tras el narcotráfico y el tráfico de armas.