Un futuro no muy lejano, en que la deshumanización de la sociedad ha
llegado a un punto de no retorno. La vida se ha dividido en dos, de
acuerdo a una jerarquía social muy restringida, establecida, en la élite,
por una política sucesoria, siempre de las mismas familias, para la
ocupación y desempeño de puestos directivos en el millar de grandes
empresas que se reparten el comercio mundial.
El resto es la masa, trabajadores sin reivindicaciones, autómatas sin otro
anhelo que el entretenimiento deportivo, el espectáculo de cualquier tipo y
los programas de tele realidad. La muchedumbre no piensa, porque se le
ha quitado químicamente la capacidad de soñar. Un nuevo tráfico ilegal
surge entonces, el de falsos recuerdos y quimeras.
llegado a un punto de no retorno. La vida se ha dividido en dos, de
acuerdo a una jerarquía social muy restringida, establecida, en la élite,
por una política sucesoria, siempre de las mismas familias, para la
ocupación y desempeño de puestos directivos en el millar de grandes
empresas que se reparten el comercio mundial.
El resto es la masa, trabajadores sin reivindicaciones, autómatas sin otro
anhelo que el entretenimiento deportivo, el espectáculo de cualquier tipo y
los programas de tele realidad. La muchedumbre no piensa, porque se le
ha quitado químicamente la capacidad de soñar. Un nuevo tráfico ilegal
surge entonces, el de falsos recuerdos y quimeras.