El hombre se considera superior a los demás seres.
En ciertos momentos de la historia, ha llegado al absurdo de creer que el mundo era el centro del sistema y los demás planetas (incluyendo al mismo Sol) giraban a su alrededor.
Esta consideración de superioridad, con el transcurso del tiempo fue abandonándose; pero, las circunstancias de tiempo, modo y lugar, constantemente lo llevan a crear nuevos estigmas.
A su vez, “el homo sapiens” tiene la extraordinaria facultad de apreciar inteligentemente y sentir la vida envuelta en miles de millones de universos; algunos palpables (como por ejemplo, una piedra) y otros que no lo son (como por ejemplo, un sueño). Tanto estos universos, a los que he denominado “El Universo de cada cosa” como el cosmos, son regidos por la naturaleza.
Inmerso en este contexto, debe atender y procurar entender lo diminuto y lo inmenso y, fundamentalmente, vivir la vida con felicidad…
El libro, a través de cada poesía y cada cuento, nos traslada a esos universos; entendiendo que en ellos, somos tan importantes como insignificantes.
Juan Lopresti
En ciertos momentos de la historia, ha llegado al absurdo de creer que el mundo era el centro del sistema y los demás planetas (incluyendo al mismo Sol) giraban a su alrededor.
Esta consideración de superioridad, con el transcurso del tiempo fue abandonándose; pero, las circunstancias de tiempo, modo y lugar, constantemente lo llevan a crear nuevos estigmas.
A su vez, “el homo sapiens” tiene la extraordinaria facultad de apreciar inteligentemente y sentir la vida envuelta en miles de millones de universos; algunos palpables (como por ejemplo, una piedra) y otros que no lo son (como por ejemplo, un sueño). Tanto estos universos, a los que he denominado “El Universo de cada cosa” como el cosmos, son regidos por la naturaleza.
Inmerso en este contexto, debe atender y procurar entender lo diminuto y lo inmenso y, fundamentalmente, vivir la vida con felicidad…
El libro, a través de cada poesía y cada cuento, nos traslada a esos universos; entendiendo que en ellos, somos tan importantes como insignificantes.
Juan Lopresti