PROLOGO
Elaborar un prólogo sobre la personalidad del Arquitecto Urbanista Jaime Coronel Arroyo, que fue mi Decano, profesor en el Universidad del Valle, el amigo hasta días antes de su muerte en el 2013, es muy complejo y doloroso, por esto prefiero que sean sus propias palabras escritas, que expresen lo que él pensaba sobre la profesión como Arquitecto Urbanista.
Uno de los temas del primer Congreso Internacional de Arquitectura, realizado en Paris, hace un poco más de 100 años, fue, exponer el carácter del Arquitecto en la sociedad contemporánea desde el punto de vista profesional y destacar su situación en cada país, frente al estado, la administración pública y los particulares, explicando cual es la legislación vigente en cada caso.
El tema de ese congreso y las respuestas implícitas son aun validas, de actualidad y de difícil respuesta. Que es un arquitecto y cuáles son sus deberes y sus derechos. Los varios aspectos en que se apoya la profesión y su riqueza de matices, fácilmente confunden a quienes pretenden encuadrarla o encajarla. Existen además preconceptos y perjuicios, que dan una imagen distorsionada del arquitecto, como artista y como técnico, cuando se le asigna el título de artista es retenido como un miembro superfluo de la sociedad y cuando se le asigna el título de técnico no resiste la confrontación con el ingeniero. Los temas que afronta y resuelve van desde el proyecto de una cubierta hasta un edificio en altura mal llamados rascacielos, desde el diseño de un mueble hasta una metrópoli urbana, desde el diseño de un jardín hasta la reconstrucción del mundo que creemos debe ser.
El arquitecto de nuestros días no solamente debe luchar contra la ignorancia e incomprensión del medio sino también contra una serie de aspectos, aparentemente antagónicos pero en realidad complementarios. Los instrumento de su profesión. Esta profesión hoy en día, utiliza inmejorablemente la tecnología moderna pero al mismo tiempo busca un antídoto contra la súper mecanización, maneja con propiedad una serie de normas y sistemas pero se angustia ante el proceso de comercialización de la sociedad actual y dramatiza su incapacidad para frenar la callosa mecanización negadora de la vida, donde se aporta un yo folizado.
Esta importante y dedicada etapa de inicial supervivencia y formación debe ser conocida y comprendida por los colegas ya afirmados y de prestigio, pues la conducta del joven arquitecto estará marcada por los conflictos o deformaciones que haya sufrido. Para nosotros significa una responsabilidad y una obligación enseñarle que es un grato deber y una satisfacción destacar las cualidades de los colegas, afirmar su reputación y crear un ambiente de cordialidad solidaridad gremial. Solamente de esta manera estaremos creando una sólida base de prestigio a nuestra compleja y hermosa profesión.
JAIME CORONEL ARROYO
Decano Facultad Arquitectura UNIVALLE -19 Noviembre 1969.
Elaborar un prólogo sobre la personalidad del Arquitecto Urbanista Jaime Coronel Arroyo, que fue mi Decano, profesor en el Universidad del Valle, el amigo hasta días antes de su muerte en el 2013, es muy complejo y doloroso, por esto prefiero que sean sus propias palabras escritas, que expresen lo que él pensaba sobre la profesión como Arquitecto Urbanista.
Uno de los temas del primer Congreso Internacional de Arquitectura, realizado en Paris, hace un poco más de 100 años, fue, exponer el carácter del Arquitecto en la sociedad contemporánea desde el punto de vista profesional y destacar su situación en cada país, frente al estado, la administración pública y los particulares, explicando cual es la legislación vigente en cada caso.
El tema de ese congreso y las respuestas implícitas son aun validas, de actualidad y de difícil respuesta. Que es un arquitecto y cuáles son sus deberes y sus derechos. Los varios aspectos en que se apoya la profesión y su riqueza de matices, fácilmente confunden a quienes pretenden encuadrarla o encajarla. Existen además preconceptos y perjuicios, que dan una imagen distorsionada del arquitecto, como artista y como técnico, cuando se le asigna el título de artista es retenido como un miembro superfluo de la sociedad y cuando se le asigna el título de técnico no resiste la confrontación con el ingeniero. Los temas que afronta y resuelve van desde el proyecto de una cubierta hasta un edificio en altura mal llamados rascacielos, desde el diseño de un mueble hasta una metrópoli urbana, desde el diseño de un jardín hasta la reconstrucción del mundo que creemos debe ser.
El arquitecto de nuestros días no solamente debe luchar contra la ignorancia e incomprensión del medio sino también contra una serie de aspectos, aparentemente antagónicos pero en realidad complementarios. Los instrumento de su profesión. Esta profesión hoy en día, utiliza inmejorablemente la tecnología moderna pero al mismo tiempo busca un antídoto contra la súper mecanización, maneja con propiedad una serie de normas y sistemas pero se angustia ante el proceso de comercialización de la sociedad actual y dramatiza su incapacidad para frenar la callosa mecanización negadora de la vida, donde se aporta un yo folizado.
Esta importante y dedicada etapa de inicial supervivencia y formación debe ser conocida y comprendida por los colegas ya afirmados y de prestigio, pues la conducta del joven arquitecto estará marcada por los conflictos o deformaciones que haya sufrido. Para nosotros significa una responsabilidad y una obligación enseñarle que es un grato deber y una satisfacción destacar las cualidades de los colegas, afirmar su reputación y crear un ambiente de cordialidad solidaridad gremial. Solamente de esta manera estaremos creando una sólida base de prestigio a nuestra compleja y hermosa profesión.
JAIME CORONEL ARROYO
Decano Facultad Arquitectura UNIVALLE -19 Noviembre 1969.