¿Por qué hoy en día se insiste en “educar en valores”? ¿por qué según el artículo 1.1 de la Constitución española nos guían “valores superiores”? ¿qué tiene que ver la valentía de un guerrero con la validez de la lógica o la valoración de un inmueble? ¿qué tienen que ver los valores de una ecuación con los valores espirituales?¿puede entenderse qué son los valores y cómo se diferencian?¿son independientes de los bienes y los sujetos?¿desde qué criterios preguntamos si la valoración pone el valor o el valor determina la valoración? ¿qué fundamenta su orden en jerarquías?¿es posible la neutralidad axiológica o a todo valor se le opone un contravalor? Más de un siglo de teorías y concepciones de los valores han pretendido responder a estas y otras cuestiones olvidando que ya en el S. XVI español se hablaba del “valor de los valores”, del “valor infinito de Dios”, de “valores intrínsecos” y de “intrínsecos valores”. La pluralidad de disciplinas axiológicas que nacen en la Alemania de finales del S. XIX, donde las tecnologías están cambiando vertiginosamente la vida humana, reaccionan frente a filosofías mecanicistas, economicistas y materialistas desde la teología protestante, la fenomenología, la psicología, el historicismo u otras disciplinas “humanas” que como la jurisprudencia o la pedagogía expanden el campo de la idea de valor y la terminología de los valores.
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