La Navarra del siglo XIII no es precisamente el mejor lugar para la tolerancia religiosa y el pueblo de los agotes lo está sufriendo en su propia piel. En este entorno de fanatismo y brutalidad, Toti Martínez de Lezea sitúa el escenario del enfrentamiento entre dos personajes inolvidables. Bertrand Detroyes es un prestigioso maestro de obras cuya mujer ha sido acusada de herejía, el mayor crimen posible en aquella tenebrosa época. Detroyes representa la razón, el humanismo y la luz en un tiempo de oscuridad; por lo que no es de extrañar que se enfrente al cruel y maquiavélico Robert Lepetit, un cura inquisidor e iluminado cuyo objetivo es restablecer el reino de Dios en la Tierra. Pero Lepetit no persigue a Detroyes únicamente por motivos religiosos. En efecto; el maestro de obras tiene en su posesión un papiro que inculpa gravemente al inquisidor...
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