El Viaje de la Garza

Las historias que un padre cuenta a su hijo en las largas caminatas por los caminos que separan la aldea vecina de su casa, son para el chico una obsesión recurrente que no le deja centrarse en nada más. Las aventuras de su abuelo materno y de su hermano en tierras lejanas de Pernambuco, lejos de suponer una pequeña anécdota en el sinfín de historias sobre buscadores de fortunas que migraron allende los mares, se convierte para él en toda una revelación de posibilidades efímeras que con el tiempo se ven desvanecidas por el transcurrir de la vida diaria hasta suponerlas incluso inventadas por su propio padre en un alarde de imaginación e inventiva. De esta manera acaban perdiéndose en el olvido como parte de una infancia dejada mucho tiempo atrás, cuando ya es un barbero con un negocio prometedor en la ciudad de Cáceres, lejos de su casa en Buenavista y de su familia. Hasta que una visita inesperada, que viene a prevenirle de un riesgo inminente, le hace recordar aquellas historias que creía inventadas de su abuelo Antonio Salvatierra y de su hermano Alonso. Debe prevenir a su propio hermano Juan de peligros inminentes para lo que ha de viajar a Salamanca en un transcurrir incierto por las calzadas y cañadas que enlazan las tierras extremeñas con las salmantinas en una persecución agónica que le hace rozar la muerte en más de una ocasión. Las vivencias y personajes que se cruza en el camino cambiarán su vida y se mezclarán con las historias vividas mucho tiempo atrás en el nuevo mundo por familiares ya desaparecidos quienes realizaron otros viajes aún más inciertos y repletos de peligro en busca de una fortuna esquiva.