Bellón es un buscavidas que sobrevive a base de encargos, como retorcer el brazo a morosos o cobrar cincuenta euros el revolcón. Un día entra en un chalet por una ventana y contempla una escena que le hace desear que la ventana hubiera estado cerrada.
Da un pequeño golpe callejero. Pero el fulano que ha organizado el golpe está relacionado con lo que Bellón vio en aquel chalet. Así que todo se complica un poco. Bellón se encuentra en medio de un fuego cruzado. Y se ha quedado sin pasta para un chaleco antibalas.
Cuando uno vive en el filo sabe que para llegar a viejo lo mejor es ser sordo, mudo y ciego. Pero durante uno de sus encargos, Bellón ve algo que no debería. Y sabe que eso le traerá complicaciones. La policía va tras él, y no serán los únicos. A su favor sólo cuenta con todo lo que la calle le ha enseñado. Pronto los que le buscan descubrirán que no pueden causar problemas a Bellón, porque Bellón es el auténtico problema.
«No pasa nada, Mr. Ellroy: la mayoría de los escritores patrios de Novela Negra al leer a Ibáñez sienten unos deseos de encerrarse en casa y no salir. Su lenguaje —personal, verosímil, intransferible— propicia que se te quede el polvo del arcén en la garganta. Que el sabor del licor te abrase el estómago. Que te queme el deseo. No sólo sabe construir un mundo sino que lo hace con palabras y escenarios, diálogos y renuncias que parecen no deber nada a nadie. En fin, eternos ingredientes, mezclados, servidos, jaleados y reventados por un tipo como Julián Ibáñez, escritor tremendo. Ellroy ha tenido suerte. El Tajo no pasa por Los Ángeles,»
CARLOS ZANÓN
«Para muchos, la figura más interesante y eneigmática de la novela negra española,» PIT II
«Ibáñez busca un camino propio con el que construir una metáfora de un universo de solitarios y perdedores presos en un mundo deshumanizado que alcanza por igual a las grandes ciudades, a los núcleos portuarios o a los pequeños pueblos del interior.» LUIS MOTA
Da un pequeño golpe callejero. Pero el fulano que ha organizado el golpe está relacionado con lo que Bellón vio en aquel chalet. Así que todo se complica un poco. Bellón se encuentra en medio de un fuego cruzado. Y se ha quedado sin pasta para un chaleco antibalas.
Cuando uno vive en el filo sabe que para llegar a viejo lo mejor es ser sordo, mudo y ciego. Pero durante uno de sus encargos, Bellón ve algo que no debería. Y sabe que eso le traerá complicaciones. La policía va tras él, y no serán los únicos. A su favor sólo cuenta con todo lo que la calle le ha enseñado. Pronto los que le buscan descubrirán que no pueden causar problemas a Bellón, porque Bellón es el auténtico problema.
«No pasa nada, Mr. Ellroy: la mayoría de los escritores patrios de Novela Negra al leer a Ibáñez sienten unos deseos de encerrarse en casa y no salir. Su lenguaje —personal, verosímil, intransferible— propicia que se te quede el polvo del arcén en la garganta. Que el sabor del licor te abrase el estómago. Que te queme el deseo. No sólo sabe construir un mundo sino que lo hace con palabras y escenarios, diálogos y renuncias que parecen no deber nada a nadie. En fin, eternos ingredientes, mezclados, servidos, jaleados y reventados por un tipo como Julián Ibáñez, escritor tremendo. Ellroy ha tenido suerte. El Tajo no pasa por Los Ángeles,»
CARLOS ZANÓN
«Para muchos, la figura más interesante y eneigmática de la novela negra española,» PIT II
«Ibáñez busca un camino propio con el que construir una metáfora de un universo de solitarios y perdedores presos en un mundo deshumanizado que alcanza por igual a las grandes ciudades, a los núcleos portuarios o a los pequeños pueblos del interior.» LUIS MOTA