"El Viy" es uno de los cuentos clásicos de terror menos conocidos, a pesar de estar escrito por el maestro de las letras rusas, Nikolai Gogol. Esta edición incluye doce ilustraciones realizadas para la misma.
Publicado por primera vez en 1835, Gogol recrea y reinterpreta con maestría las leyendas inspiradas en la tradición ucraniana, llegando a ser reprobado por la crítica por la realista descripción de los monstruos infernales.
Tres jóvenes estudiantes de Kiev parten de la ciudad para pasar las vacaciones de julio. Perdidos en el bosque, finalmente llegan a una alquería dónde pasar la noche. Pero Jomá Brut, un seminarista, tiene un horroroso encuentro con una bruja, a la que consigue dejar moribunda. Más tarde será obligado a rezar durante tres noches delante del ataúd de una bella joven fallecida en misteriosas circunstancias. Aunque el seminarista desea huir, los cosacos al servicio de la fallecida, no le dejan otra opción que encerrarse a solas en la iglesia junto al ataúd de la muerte dónde pasará tres noches terroríficas.
Escrito con la habitual rica prosa de Gogol, "El Viy" no es sólo un cuento sobrenatural, sino también un reflejo del folclore y la vida en la Ucrania de la época, aunando lo fantástico con lo cotidiano. Narrado con tal maestría, que el monstruo que da nombre al relato, inventado por el autor, se ha convertido en una más de las criaturas míticas eslavas.
*
Nikolai Gogol (1809-1852) fue uno de los escritores rusos más controvertidos y admirados de la época. Polémico y enfermizo, sus obras siempre fueron más allá de lo que él mismo pretendía, convirtiéndose en maestro de un realismo incesantemente perturbado por arrebatos fantásticos, alucinaciones e infernales pesadillas. Si Pushkin sienta las bases de la originalidad literaria rusa, él las perfecciona, y a la categoría de obra maestra.
Original y compulsivo, brillante y contradictorio, Gogol ha escrito novelas y relatos que son imprescindibles para la comprensión del Siglo de Oro de las letras rusas. En él se armonizan todas las fuentes; su prosa y sus inolvidables personajes marcan, con meridiana claridad, el camino que deberán seguir Turgueniev, Dostoyevsky y Chejov.
Publicado por primera vez en 1835, Gogol recrea y reinterpreta con maestría las leyendas inspiradas en la tradición ucraniana, llegando a ser reprobado por la crítica por la realista descripción de los monstruos infernales.
Tres jóvenes estudiantes de Kiev parten de la ciudad para pasar las vacaciones de julio. Perdidos en el bosque, finalmente llegan a una alquería dónde pasar la noche. Pero Jomá Brut, un seminarista, tiene un horroroso encuentro con una bruja, a la que consigue dejar moribunda. Más tarde será obligado a rezar durante tres noches delante del ataúd de una bella joven fallecida en misteriosas circunstancias. Aunque el seminarista desea huir, los cosacos al servicio de la fallecida, no le dejan otra opción que encerrarse a solas en la iglesia junto al ataúd de la muerte dónde pasará tres noches terroríficas.
Escrito con la habitual rica prosa de Gogol, "El Viy" no es sólo un cuento sobrenatural, sino también un reflejo del folclore y la vida en la Ucrania de la época, aunando lo fantástico con lo cotidiano. Narrado con tal maestría, que el monstruo que da nombre al relato, inventado por el autor, se ha convertido en una más de las criaturas míticas eslavas.
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Nikolai Gogol (1809-1852) fue uno de los escritores rusos más controvertidos y admirados de la época. Polémico y enfermizo, sus obras siempre fueron más allá de lo que él mismo pretendía, convirtiéndose en maestro de un realismo incesantemente perturbado por arrebatos fantásticos, alucinaciones e infernales pesadillas. Si Pushkin sienta las bases de la originalidad literaria rusa, él las perfecciona, y a la categoría de obra maestra.
Original y compulsivo, brillante y contradictorio, Gogol ha escrito novelas y relatos que son imprescindibles para la comprensión del Siglo de Oro de las letras rusas. En él se armonizan todas las fuentes; su prosa y sus inolvidables personajes marcan, con meridiana claridad, el camino que deberán seguir Turgueniev, Dostoyevsky y Chejov.