El arte de la esgrima, como el arte del amor, requería ciertas habilidades…
El vizconde Amersham sabía que en el arte de la esgrima había tres cosas importantes:
1. Saber anticiparse a los movimientos del contrincante y empujarlo a colocarse en la posición exacta que uno deseaba.
2. Estar completamente sincronizado con el cuerpo del contrario.
3. Dedicarse por entero a su práctica, sin concederle importancia a las horas que fuera necesario aguantar.
Él había ido a París a perfeccionar su habilidad con la espada. Sin embargo ignoraba que su adversario, aquel profesor con tanto temperamento, era en realidad Alyssandra Leodegrance. A medida que sus encuentros amorosos los conducían hacia una abrasadora sensualidad, era cada vez más difícil saber quién iba a resultar vencedor cuando se enfrentaban en sus combates con la espada…
El Tour de los libertinos