Salem es una ciudad relativamente pequeña, pero increíblemente famosa. O más bien, infame, ya que su reputación se debe a una caza de brujas y un largo historial de muertes, maldiciones y otras artes de la brujería. La cuestión es que mi madre, una enfermera Española que emigró a EEUU, me dio a luz en esta pequeña pero encantadora ciudad. Todo fue bien… hasta hace poco.
Tengo, o tenía, una vida normal. Segundo año en la universidad, estudiando magisterio para convertirme en profesora. Un par de ex-novios con sus buenos y malos recuerdos asociados. Suficientes amigas y libros como para no sentirme sola. Un padre que trabajaba más horas de las que quisiera, y una madre que disfrutaba de un empleo tan gratificante como bien pagado.
Y entonces llegó “Eve”. Aunque mi madre tuvo a bien llamarme Samantha — por aquello de que aunque ella se llamaba Sandra, mi padre tenía de nombre John y era más americano que su bandera —, lo que ella no pensó es en quién se había colado en el parto.
¿Y quién se había colado en el parto? Te preguntarás. Eve, por supuesto. ¿Y quién es Eve? Una bruja que lleva muerta más de 300 años, y se ha pasado siglos “reencarnándose” en las almas de niñas inocentes para convertirlas en, bueno, brujas.
Literalmente hablando, hay una bruja dentro de mí. Una con mucho rencor y muy poco agradable, pero que obviamente me necesita para subsistir. Me habla en los espejos, me hace decir tonterías mientras duermo, y en ocasiones lucha por intentar controlarme. Y cada día que pasa, es más fuerte. Lleva ahí desde que, al parecer, la desperté al llorar sobre la tumba de mi abuela — por parte de padre, claro está —.
¿Lo mejor? Cuando descubro que “Arthur”, uno de los jugadores del equipo de fútbol americano de la universidad, y estudiante de arquitectura, es inmune a “mis poderes”. ¿Porqué? Porque yo no soy la única con un alma reencarnada.
Sólo él parece comprender mi situación. Y por supuesto, sólo él puede combatir a la mujer enfadada que vive dentro de mí. Lo cual se vuelve aún más problemático cuando comienzo a, primero, tener una cita con él — no deja de ser un estudiante de arquitectura tan atractivo como popular —, y segundo, despertarme con él tras una noche de sexo y cierto embrujo.
Advertencia: Una novela romántica y paranormal con fuertes dosis de erótica explícita y un punto de misterio. Dirigido a una audiencia madura debido al contenido adulto.
Tengo, o tenía, una vida normal. Segundo año en la universidad, estudiando magisterio para convertirme en profesora. Un par de ex-novios con sus buenos y malos recuerdos asociados. Suficientes amigas y libros como para no sentirme sola. Un padre que trabajaba más horas de las que quisiera, y una madre que disfrutaba de un empleo tan gratificante como bien pagado.
Y entonces llegó “Eve”. Aunque mi madre tuvo a bien llamarme Samantha — por aquello de que aunque ella se llamaba Sandra, mi padre tenía de nombre John y era más americano que su bandera —, lo que ella no pensó es en quién se había colado en el parto.
¿Y quién se había colado en el parto? Te preguntarás. Eve, por supuesto. ¿Y quién es Eve? Una bruja que lleva muerta más de 300 años, y se ha pasado siglos “reencarnándose” en las almas de niñas inocentes para convertirlas en, bueno, brujas.
Literalmente hablando, hay una bruja dentro de mí. Una con mucho rencor y muy poco agradable, pero que obviamente me necesita para subsistir. Me habla en los espejos, me hace decir tonterías mientras duermo, y en ocasiones lucha por intentar controlarme. Y cada día que pasa, es más fuerte. Lleva ahí desde que, al parecer, la desperté al llorar sobre la tumba de mi abuela — por parte de padre, claro está —.
¿Lo mejor? Cuando descubro que “Arthur”, uno de los jugadores del equipo de fútbol americano de la universidad, y estudiante de arquitectura, es inmune a “mis poderes”. ¿Porqué? Porque yo no soy la única con un alma reencarnada.
Sólo él parece comprender mi situación. Y por supuesto, sólo él puede combatir a la mujer enfadada que vive dentro de mí. Lo cual se vuelve aún más problemático cuando comienzo a, primero, tener una cita con él — no deja de ser un estudiante de arquitectura tan atractivo como popular —, y segundo, despertarme con él tras una noche de sexo y cierto embrujo.
Advertencia: Una novela romántica y paranormal con fuertes dosis de erótica explícita y un punto de misterio. Dirigido a una audiencia madura debido al contenido adulto.