Nuestra manera de vivir está directamente influenciada por nuestra manera de entender el mundo y de relacionarnos con quienes nos rodean. Cada uno de nosotros, como seres humanos, hemos sido creados con la necesidad y la capacidad de amar y nuestra transformación profunda tiene que ver con aprender a amarnos a nosotros mismos y a los demás.
En medio de ese proceso, al descubrirnos y caminar junto a otros, no solamente somos renovados internamente, sino que además, somos más conscientes de nuestra responsabilidad como agentes de cambio de nuestro entorno. De esta manera las diferentes dimensiones de la transformación (individual, relacional y social) están profundamente interconectadas y tienen que ser exploradas en conjunto si queremos contribuir a la transformación real en nuestro propio contexto.
En medio de ese proceso, al descubrirnos y caminar junto a otros, no solamente somos renovados internamente, sino que además, somos más conscientes de nuestra responsabilidad como agentes de cambio de nuestro entorno. De esta manera las diferentes dimensiones de la transformación (individual, relacional y social) están profundamente interconectadas y tienen que ser exploradas en conjunto si queremos contribuir a la transformación real en nuestro propio contexto.