En la madrugada del 15 de abril de 1912, el trasatlántico Titanic, de la naviera White Star, se hundió después de chocar con un iceberg dos horas y cuarenta minutos antes. Fue una de las mayores catástrofes en la historia de la navegación, pues de las 2.244 personas que viajaban a bordo se cree que más de 1.500, concretamente 1.503, perecieron en las heladas aguas del Atlántico Norte. El Titanic, botado el año anterior en Belfast, era el mayor y más lujoso trasatlántico del mundo y el orgullo de la White Star. Se estimaba que era incapaz de hundirse, al estar el casco dotado con 16 compartimientos estancos que le permitían mantenerse a flote aunque dos de ellos se inundaran.
Pero su travesía inaugural iba a ser también la última. Tras cuatro días de navegación desde el muelle de Queenstown, en Southampton, hacia Nueva York, el buque intentaba forzar la marcha para atravesar una zona de hielo junto a Terranova, y poder así ganar la codiciada Cinta Azul, otorgada al buque que lograra la travesía más veloz del Atlántico. En ese momento colisionó con un enorme iceberg que penetró por el costado de estribor y abrió una brecha de 91 metros. El barco se inclinó por la proa y se fue hundiendo lentamente para sumirse en las profundidades en apenas tres horas.
Los pasajeros realizaron esfuerzos desesperados por llegar a la cubierta y subir a los botes salvavidas, pero pocos lo lograron. Según algunas opiniones contrastadas, el barco no contaba con botes salvavidas suficientes, y algunos de los que había se utilizaron sólo a medias. El primer barco que acudió en auxilio fue el Carpathia, que trasladó a 700 supervivientes hasta Halifax, Canadá. Pronto se abriría una investigación para aclarar las causas de tan trágico suceso.
Pero ahora la historia se reescribe y el gigantesco King Kong, el gorila que aterrorizó a varias generaciones, revive y junto al oceanógrafo Cousteau, a la princesa de Mónaco y a otros muchos investigadores, nos llevan a un mundo lleno de imaginación e inquietudes.
Pero su travesía inaugural iba a ser también la última. Tras cuatro días de navegación desde el muelle de Queenstown, en Southampton, hacia Nueva York, el buque intentaba forzar la marcha para atravesar una zona de hielo junto a Terranova, y poder así ganar la codiciada Cinta Azul, otorgada al buque que lograra la travesía más veloz del Atlántico. En ese momento colisionó con un enorme iceberg que penetró por el costado de estribor y abrió una brecha de 91 metros. El barco se inclinó por la proa y se fue hundiendo lentamente para sumirse en las profundidades en apenas tres horas.
Los pasajeros realizaron esfuerzos desesperados por llegar a la cubierta y subir a los botes salvavidas, pero pocos lo lograron. Según algunas opiniones contrastadas, el barco no contaba con botes salvavidas suficientes, y algunos de los que había se utilizaron sólo a medias. El primer barco que acudió en auxilio fue el Carpathia, que trasladó a 700 supervivientes hasta Halifax, Canadá. Pronto se abriría una investigación para aclarar las causas de tan trágico suceso.
Pero ahora la historia se reescribe y el gigantesco King Kong, el gorila que aterrorizó a varias generaciones, revive y junto al oceanógrafo Cousteau, a la princesa de Mónaco y a otros muchos investigadores, nos llevan a un mundo lleno de imaginación e inquietudes.