A mediados de los 80 un grupo de jóvenes encabezó un movimiento único.
Atrevidos, inconscientes, inocentes y desorganizados. El rock resultó una causa común y contagiaron a cientos que los siguieron, entusiastas, bailando con ellos al pie de un escenario, comprando sus discos y coreando sus canciones. La música fue la excusa perfecta, pero aquello fue mucho más que simplemente un fenómeno musical. Porque, agazapado entre sus acordes, se escondía un impulso irrefrenable de decir cosas; una necesidad vital de expresarse.
De la noche a la mañana las calles de Montevideo fueron transitadas por un minúsculo pero llamativo ejército de punks, metaleros y new romantics. Los nuevos músicos se estrellaron contra un sector del llamado canto popular —que los recibió facón en mano—, contra una sociedad a la que le costó entenderlos y contra la indiferencia de muchos otros miles de jóvenes —sus coetáneos pero no sus compañeros de ruta— que los miraron con desconfianza. Desvanecidas las amarras que los unían al “viejo rock uruguayo”, los nuevos rockeros decidieron cantarle sin atajos ni prejuicios al mundo que los rodeaba. Se impusieron una entrega reverencial y lo intentaron infinita cantidad de veces. Hubo enojos y disfrute y marchas y contramarchas; intentos fallidos, aciertos, emociones, insultos, trompadas y egos destemplados. Pero a pesar de todas las adversidades, aquellos músicos incipientes marcaron en rojo el almanaque de la historia de la música uruguaya. Hoy, sus discos —grabados en condiciones de fábula— son objeto de culto y la herencia tangible de que quizás todo aquello no haya sido en vano.
Este no es solo un libro de música, sino una reconstrucción histórica de un tiempo y sus principales personajes; un relato que reúne casi 30 entrevistas —entre músicos, periodistas, productores, fotógrafos, diseñadores y mánagers—, es decir, los testimonios de quienes le pusieron alma y cuerpo a aquel movimiento irrepetible y espontáneo. Testimonios que recrean, a 30 años de sucedido, un movimiento cultural que el tiempo está empezando a poner en su justo lugar.
Atrevidos, inconscientes, inocentes y desorganizados. El rock resultó una causa común y contagiaron a cientos que los siguieron, entusiastas, bailando con ellos al pie de un escenario, comprando sus discos y coreando sus canciones. La música fue la excusa perfecta, pero aquello fue mucho más que simplemente un fenómeno musical. Porque, agazapado entre sus acordes, se escondía un impulso irrefrenable de decir cosas; una necesidad vital de expresarse.
De la noche a la mañana las calles de Montevideo fueron transitadas por un minúsculo pero llamativo ejército de punks, metaleros y new romantics. Los nuevos músicos se estrellaron contra un sector del llamado canto popular —que los recibió facón en mano—, contra una sociedad a la que le costó entenderlos y contra la indiferencia de muchos otros miles de jóvenes —sus coetáneos pero no sus compañeros de ruta— que los miraron con desconfianza. Desvanecidas las amarras que los unían al “viejo rock uruguayo”, los nuevos rockeros decidieron cantarle sin atajos ni prejuicios al mundo que los rodeaba. Se impusieron una entrega reverencial y lo intentaron infinita cantidad de veces. Hubo enojos y disfrute y marchas y contramarchas; intentos fallidos, aciertos, emociones, insultos, trompadas y egos destemplados. Pero a pesar de todas las adversidades, aquellos músicos incipientes marcaron en rojo el almanaque de la historia de la música uruguaya. Hoy, sus discos —grabados en condiciones de fábula— son objeto de culto y la herencia tangible de que quizás todo aquello no haya sido en vano.
Este no es solo un libro de música, sino una reconstrucción histórica de un tiempo y sus principales personajes; un relato que reúne casi 30 entrevistas —entre músicos, periodistas, productores, fotógrafos, diseñadores y mánagers—, es decir, los testimonios de quienes le pusieron alma y cuerpo a aquel movimiento irrepetible y espontáneo. Testimonios que recrean, a 30 años de sucedido, un movimiento cultural que el tiempo está empezando a poner en su justo lugar.