Tanto si eres profesor de primaria como si impartes asignaturas en la Universidad, en un instituto o en cualquier otro curso de capacitación comprobarás que siguiendo este método podrás enseñar a dibujar a alumnos de todas las edades en muy poco tiempo.
Siempre hemos creído que el dibujo es un don al alcance de unos pocos elegidos. Te aseguro que eso no es cierto. El único problema es que no aprendimos en su momento a dibujar con el lado del cerebro que estaba más preparado para ocuparse de ese aprendizaje.
Este libro se divide en dos partes. En primer lugar encontrarás el texto íntegro de mi anterior ebook, Aprende a dibujar en una hora, para que sepas de qué va el método y lo pruebes contigo mismo nada más terminar de leer esa parte.
En la segunda parte te explicaré cómo hacer la sesión en clase, qué decir exactamente para llegar a los alumnos y conseguir que den lo mejor de sí mismos. Espero que no te limites a imitar lo que a mí me funciona. Si eres profesor/a estoy seguro de que lo harás tuyo y sabrás exactamente cómo mejorarlo y adaptarlo a tus propios alumnos, a quienes conoces de primera mano.
Pero todo lo que necesitas para empezar, para aprender a dibujar si aún no se te da bien, y para enseñar de manera efectiva a todos tus alumnos, está aquí. Listo para ser usado.
Tú puedes hacer feliz a muchísima gente con esto, puedes despertar capacidades que pensaron que no desarrollarían nunca.
Yo aprendí a dibujar con 36 años, cuando ya había tirado la toalla y pensaba que jamás aprendería. Si a mí me hizo tanto bien descubrir a esa edad que era, no sólo posible, sino mucho más sencillo de lo que hubiera imaginado, imagina si enseñaras a dibujar a una persona de sesenta o setenta años, a tus padres o a tus abuelos. Imagina enseñar a los niños a ver el mundo de la manera en que lo ven los artistas y a plasmar sus emociones sobre el papel ahora, cuando tienen toda la vida por delante. No dejes que tengan que descubrirlo solos y de casualidad dentro de treinta años, o que no lo descubran nunca. Enséñales. Y pídeles que enseñen a los demás, a las personas que les importan.
Es posible. Está al alcance de las manos de cualquiera. Sólo... sigue leyendo.
Siempre hemos creído que el dibujo es un don al alcance de unos pocos elegidos. Te aseguro que eso no es cierto. El único problema es que no aprendimos en su momento a dibujar con el lado del cerebro que estaba más preparado para ocuparse de ese aprendizaje.
Este libro se divide en dos partes. En primer lugar encontrarás el texto íntegro de mi anterior ebook, Aprende a dibujar en una hora, para que sepas de qué va el método y lo pruebes contigo mismo nada más terminar de leer esa parte.
En la segunda parte te explicaré cómo hacer la sesión en clase, qué decir exactamente para llegar a los alumnos y conseguir que den lo mejor de sí mismos. Espero que no te limites a imitar lo que a mí me funciona. Si eres profesor/a estoy seguro de que lo harás tuyo y sabrás exactamente cómo mejorarlo y adaptarlo a tus propios alumnos, a quienes conoces de primera mano.
Pero todo lo que necesitas para empezar, para aprender a dibujar si aún no se te da bien, y para enseñar de manera efectiva a todos tus alumnos, está aquí. Listo para ser usado.
Tú puedes hacer feliz a muchísima gente con esto, puedes despertar capacidades que pensaron que no desarrollarían nunca.
Yo aprendí a dibujar con 36 años, cuando ya había tirado la toalla y pensaba que jamás aprendería. Si a mí me hizo tanto bien descubrir a esa edad que era, no sólo posible, sino mucho más sencillo de lo que hubiera imaginado, imagina si enseñaras a dibujar a una persona de sesenta o setenta años, a tus padres o a tus abuelos. Imagina enseñar a los niños a ver el mundo de la manera en que lo ven los artistas y a plasmar sus emociones sobre el papel ahora, cuando tienen toda la vida por delante. No dejes que tengan que descubrirlo solos y de casualidad dentro de treinta años, o que no lo descubran nunca. Enséñales. Y pídeles que enseñen a los demás, a las personas que les importan.
Es posible. Está al alcance de las manos de cualquiera. Sólo... sigue leyendo.