Este libro, además de contener un banco de 26 ensueños, presenta una experiencia real de su empleo como medio didáctico. Robert Desoille descubrió un nuevo registro de la imaginación: comprobó que puede ser un instrumento que cura, un medio al servicio de la salud mental. Los ensueños de ascenso y descenso favorecen que la persona se reconcilie con su poder. Ésta es condición previa a toda curación. Después, la persona es capaz de revisar los hábitos que le acarrean sufrimiento y movilizar su impulso para afrontar los retos que tiene planteados. En cualquier otro momento, el ensueño es aplicable cuando la persona desee, o necesite, contactar con su niño interior, el tesoro personal, la parte sensitiva, emocional, lúdica y poderosa que habita en cada ser humano desde su nacimiento hasta su muerte. Cuidar este recurso ha de ser una labor ordinaria de respeto a la persona que somos y queremos ser.
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