Esta obra tiene una protagonista singular. Se trata de Berta Gardés, la madre de zorzal criollo: Carlos Gardel. Desde la ficción, la autora propone recrear una visión de la infancia de Carlitos. Berta y su amiga Rosita -una napolitana vivaz- viven en un conventillo y pasan penurias económicas. Mientras se las apañan para conseguir el pan de cada día de la manera más decente posible, cantan las canciones de su país (francesas y napolitanas, y algún cuplé de la época), con las que se nutrirá Gardel. Cruza de sainete y grotesco, la obra recrea un modo de ver nuestros mitos argentinos.
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