“Escribir y leer son cosas extraordinarias, estupendas y maravillosas, siempre y cuando los libros no se conviertan en meros sustitutivos de la inteligencia, la cultura y la ética, es decir, de la vida misma.” El amor es imposible como deber. Así como nadie puede obligar a alguien a enamorarse de una persona determinada, nadie puede forzarnos a amar los libros. Un sentimiento así debe surgir de nuestro propio interés. A contracorriente del pragmatismo de las políticas culturales emprendidas por el Estado y de las inflexibles buenas intenciones de muchos promotores del libro y la lectura, Juan Domingo Argüelles nos ofrece en este antimanual un provocador conjunto de reflexiones y propuestas que buscan desmentir la mayoría de las ideas preconcebidas y los mitos que existen hoy en día en torno al fomento de la lectura y la expresión escrita, especialmente entre los adultos que, con sus apremios y exigencias, destruyen el goce de escribir y el placer de leer en las jóvenes generaciones.
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