Lola consigue reunir a todos sus hijos para cenar. Es la primera vez en años. No ha sido fácil: a la mayoría llevaba sin verlos meses y con alguno ya casi ni hablaba.
Quiere contarles que está enferma, pero no sabe cómo. Tampoco sabe cómo reaccionarán.
Los egoísmos y fantasmas del pasado envenenarán la velada, y Lola se encontrará en una encrucijada difícil de sobrepasar.
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