El Sexenio Revolucionario, fue uno de los períodos clave de nuestra historia, pese a su brevedad. Aunque este período contempló graves situaciones en los aspectos: social, económico y constitucional, nuestro interés se cifra, fundamentalmente en el militar.
El reinado de Doña Isabel II finalizó con uno de los muchos pronunciamientos militares, tan pródigos en nuestro aciago Siglo XIX, dando así comienzo a una etapa de nuestra historia, que marcó la “España sin rumbo” que da título a este libro. Inmediatamente se produjo la primera de las insurrecciones cubanas, que se prolongó hasta 1878.
Despreciando lo que se tenía y que querían ser Reyes de España (Príncipe Alfonso, el Duque de Madrid, Carlos VII en la genealogía carlista, y el Duque de Montpensier, cuñado de Isabel II), nos lanzamos a buscar en Europa lo que teníamos en casa.
Tras un ingrato y humillante proceso de búsqueda, al fin se logró la aceptación de un Rey, Amadeo I de Saboya, cuya permanencia en el trono fue de poco más de dos años, y durante la cual se originó un nuevo conflicto interno, la 3ª Guerra Carlista, que se prolongó hasta 1876, sumándose al conflicto cubano.
Fracasada la monarquía amadeísta, llegó como nueva solución la 1ª República; período inestable que tras sus cuatro presidentes, que se sucedieron en apenas un año, produjo un nuevo conflicto interno, la insurrección cantonal, que finalizó con un nuevo pronunciamiento, el del General Pavía.
Agotadas las posibilidades políticas tras un período indefinido en el que no se sabía bien si España era una República o una Dictadura, encabezada por el General Serrano, un nuevo pronunciamiento, ahora encabezado por el General Martínez Campos, vino a poner fin a este proceso, dando paso a la Restauración monárquica en la persona de Don Alfonso XII, hijo de la destronada Isabel II y solución natural del proceso.
¿Mereció la pena tanto sufrimiento para alcanzar al fin la más natural de las soluciones?
El reinado de Doña Isabel II finalizó con uno de los muchos pronunciamientos militares, tan pródigos en nuestro aciago Siglo XIX, dando así comienzo a una etapa de nuestra historia, que marcó la “España sin rumbo” que da título a este libro. Inmediatamente se produjo la primera de las insurrecciones cubanas, que se prolongó hasta 1878.
Despreciando lo que se tenía y que querían ser Reyes de España (Príncipe Alfonso, el Duque de Madrid, Carlos VII en la genealogía carlista, y el Duque de Montpensier, cuñado de Isabel II), nos lanzamos a buscar en Europa lo que teníamos en casa.
Tras un ingrato y humillante proceso de búsqueda, al fin se logró la aceptación de un Rey, Amadeo I de Saboya, cuya permanencia en el trono fue de poco más de dos años, y durante la cual se originó un nuevo conflicto interno, la 3ª Guerra Carlista, que se prolongó hasta 1876, sumándose al conflicto cubano.
Fracasada la monarquía amadeísta, llegó como nueva solución la 1ª República; período inestable que tras sus cuatro presidentes, que se sucedieron en apenas un año, produjo un nuevo conflicto interno, la insurrección cantonal, que finalizó con un nuevo pronunciamiento, el del General Pavía.
Agotadas las posibilidades políticas tras un período indefinido en el que no se sabía bien si España era una República o una Dictadura, encabezada por el General Serrano, un nuevo pronunciamiento, ahora encabezado por el General Martínez Campos, vino a poner fin a este proceso, dando paso a la Restauración monárquica en la persona de Don Alfonso XII, hijo de la destronada Isabel II y solución natural del proceso.
¿Mereció la pena tanto sufrimiento para alcanzar al fin la más natural de las soluciones?