El presente es tan efímero como el pasado y tan incierto como el futuro. Las antiguas civilizaciones contaban sus hazañas de manera oral de generación en generación, cuando la escritura se inventó y se difundió universalmente, grandes narradores pudieron dejar plasmadas, para futuras pléyades las hazañas de hombres y mujeres sobresalientes; aquellas acciones ejecutadas por esos personajes constituyeron el carácter de una nación.
La literatura es más que un hábito, son las ganas de expresar sucesos singulares, teniendo siempre receptores interesados en conocer aquellos relatos extraordinarios. Tratar de satisfacer a personas ávidas de conocimiento o que anhelan impregnarse con las aventuras de un moderno “Odiseo”, es un gran desafío, por ello, los escritores tratan en lo posible no solo de relatar hechos de forma ordenada, legible y entendible, buscan dar una impronta particular a sus obras y cada hecho está coloreado con las finas pinceladas de detalles que hacen que cada libro sea algo único.
El género literario es muy diverso y fértil en estilos, para saciar el gusto de gente heterogénea. La presente obra busca complacer un amplio espectro de lectores de esos que persiguen conocimiento y a la vez desean vivir aventuras portentosas, desde la comodidad de su hogar.
Esta novela, si bien son hechos verídicos y los acontecimientos del autor son el fundamento de esta crónica, también estos sucesos contienen como adorno la mano de la exuberante fantasía, la misma que como buena hija de la creatividad, busca dar un sentido más lúdico a la pedestre rutina de todos nosotros fugaces seres humanos, que transitamos por este mundo real rodeados de mitos y energía carente de materia.
Me perdí en lugares maravillosos del Perú, a veces expectante, otras con el alma en un hilo…, “luego regresé a mi patria, para vibrar con la vasta y agreste campiña, pletórica de remembranzas”.
Así fue mi experiencia con este maravilloso relato.
Valeria Mora Ortiz - Escritora e investigadora chilena.
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Fernando de Lira
Juan Fernando Bravo Lira, seudónimo literario: Fernando de Lira. Nació en Yungay, provincia de Ñuble, región del Bio-Bio- Chile. Un pequeño y pintoresco pueblo ubicado en la pre cordillera de los Andes.
Juan Bravo Lira poeta y escritor chileno socio activo N° 3006 de la Sociedad de Escritores de Chile. SECH.
El joven Juan Fernando, inquieto e intrépido a los 19 años de edad viaja durante dos años por América y parte del continente europeo, donde logra sortear con vigor las vicisitudes de la vida.
Juan Fernando nos relata: “En este viaje aprendí mucho de la existencia humana, recorrí maravillosas carreteras y pedregosos e intransitables caminos, en ellos me encontré con jóvenes y viejos que me hablaron del amor, de la vida y de la muerte, me hallé con el silencio de hombres taciturnos, mujeres humildes, de infinita congoja, niños que no sabían de esperanzas, viejos de miradas anacrónicas que se perdían en el follaje de frondosos árboles, plantados por sus antepasados. Rumiaban el tabaco y masticaban zozobra de un tiempo extinto.”
Palpé las reliquias precolombinas de: Los Incas, los mayas, y los Aztecas, me interné en sus ruinas y absorto imaginé sus ritos, y sacrificios humanos, cuerpos sanguinolentos de niños, ofrendas de esas culturas a cruentos y falaces dioses. Junto a compañeros de viaje, atravesamos el mar Caribe desde la isla de San Andrés hasta el puerto de Colón en Panamá, en un pequeño barco de no más de veinte metros de eslora.
A dos años de egresado de la Pontificia Universidad Católica de Chile, emprende su segunda aventura, su meta, trabajar en Perú. Llega como ejecutivo para laborar en una importante empresa de seguridad peruana en la ciudad de Lima.
Asume en esta empresa, la responsabilidad de ejercer el cargo de Gerente Comercial y es aquí, donde se hilvanan todas las experiencias que en género de crónica literaria narra en esta obra, situaciones y circunstancias vividas por el escritor...
La literatura es más que un hábito, son las ganas de expresar sucesos singulares, teniendo siempre receptores interesados en conocer aquellos relatos extraordinarios. Tratar de satisfacer a personas ávidas de conocimiento o que anhelan impregnarse con las aventuras de un moderno “Odiseo”, es un gran desafío, por ello, los escritores tratan en lo posible no solo de relatar hechos de forma ordenada, legible y entendible, buscan dar una impronta particular a sus obras y cada hecho está coloreado con las finas pinceladas de detalles que hacen que cada libro sea algo único.
El género literario es muy diverso y fértil en estilos, para saciar el gusto de gente heterogénea. La presente obra busca complacer un amplio espectro de lectores de esos que persiguen conocimiento y a la vez desean vivir aventuras portentosas, desde la comodidad de su hogar.
Esta novela, si bien son hechos verídicos y los acontecimientos del autor son el fundamento de esta crónica, también estos sucesos contienen como adorno la mano de la exuberante fantasía, la misma que como buena hija de la creatividad, busca dar un sentido más lúdico a la pedestre rutina de todos nosotros fugaces seres humanos, que transitamos por este mundo real rodeados de mitos y energía carente de materia.
Me perdí en lugares maravillosos del Perú, a veces expectante, otras con el alma en un hilo…, “luego regresé a mi patria, para vibrar con la vasta y agreste campiña, pletórica de remembranzas”.
Así fue mi experiencia con este maravilloso relato.
Valeria Mora Ortiz - Escritora e investigadora chilena.
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Fernando de Lira
Juan Fernando Bravo Lira, seudónimo literario: Fernando de Lira. Nació en Yungay, provincia de Ñuble, región del Bio-Bio- Chile. Un pequeño y pintoresco pueblo ubicado en la pre cordillera de los Andes.
Juan Bravo Lira poeta y escritor chileno socio activo N° 3006 de la Sociedad de Escritores de Chile. SECH.
El joven Juan Fernando, inquieto e intrépido a los 19 años de edad viaja durante dos años por América y parte del continente europeo, donde logra sortear con vigor las vicisitudes de la vida.
Juan Fernando nos relata: “En este viaje aprendí mucho de la existencia humana, recorrí maravillosas carreteras y pedregosos e intransitables caminos, en ellos me encontré con jóvenes y viejos que me hablaron del amor, de la vida y de la muerte, me hallé con el silencio de hombres taciturnos, mujeres humildes, de infinita congoja, niños que no sabían de esperanzas, viejos de miradas anacrónicas que se perdían en el follaje de frondosos árboles, plantados por sus antepasados. Rumiaban el tabaco y masticaban zozobra de un tiempo extinto.”
Palpé las reliquias precolombinas de: Los Incas, los mayas, y los Aztecas, me interné en sus ruinas y absorto imaginé sus ritos, y sacrificios humanos, cuerpos sanguinolentos de niños, ofrendas de esas culturas a cruentos y falaces dioses. Junto a compañeros de viaje, atravesamos el mar Caribe desde la isla de San Andrés hasta el puerto de Colón en Panamá, en un pequeño barco de no más de veinte metros de eslora.
A dos años de egresado de la Pontificia Universidad Católica de Chile, emprende su segunda aventura, su meta, trabajar en Perú. Llega como ejecutivo para laborar en una importante empresa de seguridad peruana en la ciudad de Lima.
Asume en esta empresa, la responsabilidad de ejercer el cargo de Gerente Comercial y es aquí, donde se hilvanan todas las experiencias que en género de crónica literaria narra en esta obra, situaciones y circunstancias vividas por el escritor...