Violentas y sensuales, las historias de La estación del sol componen un retrato de los adolescentes japoneses en los años cincuenta, inmortalizados en su afán de rebelión inconsciente contra los códigos morales del antiguo Japón
Es una juventud que no busca una moralidad moderna y real que reemplace a la antigua, sino una antimoralidad hecha de sexo indiscriminado, brutalidad y placeres momentáneos; es la generación conocida como la Tribu del Sol.
Elogiada por Yukio Mishima, la obra se alzó en 1955 con el Premio Akutagawa, el galardón literario más prestigioso de Japón. El libro se convirtió en un best-seller, al que siguieron dos adaptaciones a la gran pantalla que consagraron a sus protagonistas como ídolos adolescentes.
La obra de Ishihara, surgida de las cenizas de la guerra, es una radiografía del boom posbélico que da cuenta de la inevitable caída de los valores tradicionales y del auge del materialismo en un mundo cada vez más acelerado
SOBRE EL AUTOR
Shintaro Ishihara nace en 1932 en Suma-ku, Kobe, y en 1952 inicia sus estudios en la Universidad Hitotsubashi, donde se gradúa en 1956. Apenas dos meses antes de la graduación, Ishihara gana el Premio Akutagawa con La estación del sol, cuya adaptación al cine supuso el debut de su hermano mayor Yujiro, que se convertiría en uno de los actores más reconocidos de la escena nipona.
En 1968 inicia su carrera política, que culmina como gobernador de Tokio de 1999 a 2012, una labor que desempeñó en medio de muchas polémicas por sus políticas nacionalistas.
EXTRACTO
Los sentimientos que Tatsuya albergaba hacia Eiko eran parecidos a la fascinación que sentía por el boxeo. La joven le procuraba esa especie de placer entreverado de pasmos que solo conocen los boxeadores cuando están a punto de ser abatidos en una esquina del ring, cuando forcejean para defenderse de una serie del adversario.
Tatsuya apreciaba el goce y la franca alegría que sentía en el momento de recuperar el vigor, cuando rectificaba sus pasos después de que le hubieran golpeado. Lo mismo sentía entre asaltos, en ese minuto de descanso y espera al sonido de la campana, cuando el entrenador le masajeaba los hombros susurrándole algunos consejos. En realidad no prestaba atención a sus palabras. En lugar de eso, sentado en la esquina opuesta del cuadrilátero, fulminaba a su adversario con una terrible mirada dominado por el impulso de abalanzarse contra él en el nuevo asalto, sin dejarse vencer por la impaciencia en ese instante en el que se dispone de algo de tiempo para tantear al enemigo.
Es una juventud que no busca una moralidad moderna y real que reemplace a la antigua, sino una antimoralidad hecha de sexo indiscriminado, brutalidad y placeres momentáneos; es la generación conocida como la Tribu del Sol.
Elogiada por Yukio Mishima, la obra se alzó en 1955 con el Premio Akutagawa, el galardón literario más prestigioso de Japón. El libro se convirtió en un best-seller, al que siguieron dos adaptaciones a la gran pantalla que consagraron a sus protagonistas como ídolos adolescentes.
La obra de Ishihara, surgida de las cenizas de la guerra, es una radiografía del boom posbélico que da cuenta de la inevitable caída de los valores tradicionales y del auge del materialismo en un mundo cada vez más acelerado
SOBRE EL AUTOR
Shintaro Ishihara nace en 1932 en Suma-ku, Kobe, y en 1952 inicia sus estudios en la Universidad Hitotsubashi, donde se gradúa en 1956. Apenas dos meses antes de la graduación, Ishihara gana el Premio Akutagawa con La estación del sol, cuya adaptación al cine supuso el debut de su hermano mayor Yujiro, que se convertiría en uno de los actores más reconocidos de la escena nipona.
En 1968 inicia su carrera política, que culmina como gobernador de Tokio de 1999 a 2012, una labor que desempeñó en medio de muchas polémicas por sus políticas nacionalistas.
EXTRACTO
Los sentimientos que Tatsuya albergaba hacia Eiko eran parecidos a la fascinación que sentía por el boxeo. La joven le procuraba esa especie de placer entreverado de pasmos que solo conocen los boxeadores cuando están a punto de ser abatidos en una esquina del ring, cuando forcejean para defenderse de una serie del adversario.
Tatsuya apreciaba el goce y la franca alegría que sentía en el momento de recuperar el vigor, cuando rectificaba sus pasos después de que le hubieran golpeado. Lo mismo sentía entre asaltos, en ese minuto de descanso y espera al sonido de la campana, cuando el entrenador le masajeaba los hombros susurrándole algunos consejos. En realidad no prestaba atención a sus palabras. En lugar de eso, sentado en la esquina opuesta del cuadrilátero, fulminaba a su adversario con una terrible mirada dominado por el impulso de abalanzarse contra él en el nuevo asalto, sin dejarse vencer por la impaciencia en ese instante en el que se dispone de algo de tiempo para tantear al enemigo.