Estado de emergencia, cierre de una trilogía compuesta por El tercer vínculo y Terrorismo mediático, es una enérgica denuncia contra la violencia de Estado en México.
Carlos Fazio parte de una inquietante premisa: en nuestro país se vive un estado de excepción no declarado, donde es posible rastrear la historia de una auténtica política oficial de exterminio.
Desde hace más de una década se ha alentado un proceso de paramilitarización en diversas zonas de gran importancia geoestratégica. Así, explica el autor, detrás de una supuesta guerra del Estado bueno contra los delincuentes malos, hay una brutal disputa por territorios, mercados y recursos.
En el marco de esta guerra civil molecular de todos contra todos, la violencia reguladora se ha utilizado para acabar con el "enemigo interno" y los "competidores" en la economía criminal, pero también para controlar a la ciudadanía.
Desde el llamado "pelotón de la muerte"en Ojinaga, pasando por los estudiantes del Tec de Monterrey asesinados por militares o el caso de los hermanos Almanza en Tamaulipas, hasta las masacres de Tlatlaya y Tanhuato o las desapariciones de los normalistas en Iguala, Fazio documenta una incesante serie de atrocidades donde han estado involucrados agentes del Estado mexicano. En esos casos se evidencia un patrón histórico de encubrimiento e impunidad, cuyo resultado es un complejo vínculo entre grupos armados, élites político-económicas y una población que ha vivido ya demasiado tiempo entre el agravio, la indignación y el miedo.
Carlos Fazio parte de una inquietante premisa: en nuestro país se vive un estado de excepción no declarado, donde es posible rastrear la historia de una auténtica política oficial de exterminio.
Desde hace más de una década se ha alentado un proceso de paramilitarización en diversas zonas de gran importancia geoestratégica. Así, explica el autor, detrás de una supuesta guerra del Estado bueno contra los delincuentes malos, hay una brutal disputa por territorios, mercados y recursos.
En el marco de esta guerra civil molecular de todos contra todos, la violencia reguladora se ha utilizado para acabar con el "enemigo interno" y los "competidores" en la economía criminal, pero también para controlar a la ciudadanía.
Desde el llamado "pelotón de la muerte"en Ojinaga, pasando por los estudiantes del Tec de Monterrey asesinados por militares o el caso de los hermanos Almanza en Tamaulipas, hasta las masacres de Tlatlaya y Tanhuato o las desapariciones de los normalistas en Iguala, Fazio documenta una incesante serie de atrocidades donde han estado involucrados agentes del Estado mexicano. En esos casos se evidencia un patrón histórico de encubrimiento e impunidad, cuyo resultado es un complejo vínculo entre grupos armados, élites político-económicas y una población que ha vivido ya demasiado tiempo entre el agravio, la indignación y el miedo.