En 1994 tres investigadores recibieron el premio Nobel de Economía
por sus aplicaciones de la "Teoría de juegos" a las finanzas.1
Los negocios, el trato social, las competencias, son también juegos pues
están sujetos a reglas que todos conocemos, con las que jugamos unos con
otros. A partir de esta idea, la citada teoría recoge estrategias del ajedrez,
póquer, etcétera, las traduce al lenguaje matemático, y las usa para elegir el
mejor plan, triunfar y obtener ganancias.
Diariamente todos tomamos decisiones estratégicas para las que no estamos
entrenados, lo que provoca errores, malas jugadas, derrotas y pérdidas
que nos perjudican mucho en importantes aspectos de la vida. Esta
debilidad se agrava en situaciones nuevas y desconocidas, en las cuales el
margen de error por inexperiencia es mucho mayor.2
Los principios estratégicos son universales, cualidad que los hace aplicables
a diversos campos de acción humana. Por ello, su conocimiento facilita
el logro de los más variados objetivos, entre los cuales podemos citar la
felicidad, el éxito, la paz, el equilibrio, la riqueza y muchos otros.
El ajedrez enseña en forma muy clara y comprensible cómo funcionan
estos principios. A esta ventaja principal, se suma su idoneidad para ejercitar
y desarrollar otras importantes capacidades que esta obra resalta.
Además, cuando añadimos la diversión que produce el juego al trabajo
mental, éste se vuelve mucho más estimulante y productivo, lo que también
contribuye a hacer más amena la vida.
Vivimos un tiempo que exige gran adaptabilidad al cambio y al aprendizaje
permanente. En él, las personas necesitamos administrar información,
analizar opciones y tomar decisiones acertadas, utilizar óptimamente los recursos
disponibles y organizar nuestras actividades armónica y eficientemente.3
Ahora, debido a la globalización e influencia interdisciplinaria de las
materias, tenemos que administrar una masa de información creciente y
dinámica. Para enfrentar tan tremendo reto contamos con la ayuda de
los sistemas informáticos, pero éstos no piensan ni toman decisiones
por nosotros.
Lo esencial es aprender primero a manejar correctamente tu propia computadora: tu
mente. En la medida en que demos prioridad a esto podremos mantener el
equilibrio entre lo humano y lo tecnológico, expandiendo nuestras facultades
internas paralelamente al progreso externo.
Es indispensable evitar la dependencia informática absoluta, que
reduciría al hombre al papel de mero operador de "software". Incluso,
cuando incorporemos la inteligencia artificial en nuestra vida, no debemos
renunciar nunca al crecimiento de nuestras facultades humanas, que son la mayor
riqueza inexplotada del mundo.
El ajedrez, "obra maestra" del ingenio humano, posee gran riqueza temática.
Dentro de ella encontramos elementos científicos, lógicos, matemáticos,
administrativos, metodológicos, filosóficos, psicológicos, artísticos, estratégicos
y tácticos. Estas aplicaciones le dan enorme valor como instrumento
de gimnasia mental y aprendizaje; así como para la adquisición de
importantes destrezas prácticas y el desarrollo de la conciencia.
Invito al lector a aplicar sus lecciones en la vida real y a beneficiarse de
las ventajas que su conocimiento ofrece.
por sus aplicaciones de la "Teoría de juegos" a las finanzas.1
Los negocios, el trato social, las competencias, son también juegos pues
están sujetos a reglas que todos conocemos, con las que jugamos unos con
otros. A partir de esta idea, la citada teoría recoge estrategias del ajedrez,
póquer, etcétera, las traduce al lenguaje matemático, y las usa para elegir el
mejor plan, triunfar y obtener ganancias.
Diariamente todos tomamos decisiones estratégicas para las que no estamos
entrenados, lo que provoca errores, malas jugadas, derrotas y pérdidas
que nos perjudican mucho en importantes aspectos de la vida. Esta
debilidad se agrava en situaciones nuevas y desconocidas, en las cuales el
margen de error por inexperiencia es mucho mayor.2
Los principios estratégicos son universales, cualidad que los hace aplicables
a diversos campos de acción humana. Por ello, su conocimiento facilita
el logro de los más variados objetivos, entre los cuales podemos citar la
felicidad, el éxito, la paz, el equilibrio, la riqueza y muchos otros.
El ajedrez enseña en forma muy clara y comprensible cómo funcionan
estos principios. A esta ventaja principal, se suma su idoneidad para ejercitar
y desarrollar otras importantes capacidades que esta obra resalta.
Además, cuando añadimos la diversión que produce el juego al trabajo
mental, éste se vuelve mucho más estimulante y productivo, lo que también
contribuye a hacer más amena la vida.
Vivimos un tiempo que exige gran adaptabilidad al cambio y al aprendizaje
permanente. En él, las personas necesitamos administrar información,
analizar opciones y tomar decisiones acertadas, utilizar óptimamente los recursos
disponibles y organizar nuestras actividades armónica y eficientemente.3
Ahora, debido a la globalización e influencia interdisciplinaria de las
materias, tenemos que administrar una masa de información creciente y
dinámica. Para enfrentar tan tremendo reto contamos con la ayuda de
los sistemas informáticos, pero éstos no piensan ni toman decisiones
por nosotros.
Lo esencial es aprender primero a manejar correctamente tu propia computadora: tu
mente. En la medida en que demos prioridad a esto podremos mantener el
equilibrio entre lo humano y lo tecnológico, expandiendo nuestras facultades
internas paralelamente al progreso externo.
Es indispensable evitar la dependencia informática absoluta, que
reduciría al hombre al papel de mero operador de "software". Incluso,
cuando incorporemos la inteligencia artificial en nuestra vida, no debemos
renunciar nunca al crecimiento de nuestras facultades humanas, que son la mayor
riqueza inexplotada del mundo.
El ajedrez, "obra maestra" del ingenio humano, posee gran riqueza temática.
Dentro de ella encontramos elementos científicos, lógicos, matemáticos,
administrativos, metodológicos, filosóficos, psicológicos, artísticos, estratégicos
y tácticos. Estas aplicaciones le dan enorme valor como instrumento
de gimnasia mental y aprendizaje; así como para la adquisición de
importantes destrezas prácticas y el desarrollo de la conciencia.
Invito al lector a aplicar sus lecciones en la vida real y a beneficiarse de
las ventajas que su conocimiento ofrece.