En la vida de algunos, a veces en la de otros pocos, los pensamientos y el modo de razonar pueden cambiar. Se trasforman las cosas y también la manera de ver o de entender. Los caminos no siempre son rectos y es imposible no encontrar una curva durante la travesía. En definitiva, las cosas no permanecen inmutables en el tiempo.
Ethernia no es una excepción a esta regla fundamental.
Durante tres días y tres malditas - e inquietantes - noches, la existencia de un Imperio cambiará drásticamente y con eso el futuro de los Reinos que lo forman.
Nadie puede hacer nada para evitarlo. Ninguno de los ilustres o simples ciudadanos logrará detener el rápido andar del destino que inicia su marcha sin obstáculo alguno.
Serán tres días intensos que pondrán a prueba los corazones, justos y angustiados, de un limitado grupo de protagonistas, más allá del hecho que lo quieran o no.
La realidad cambiará para siempre a través de un proceso doloroso que nos encantará y nos envolverá con su magia.
Ethernia no es una excepción a esta regla fundamental.
Durante tres días y tres malditas - e inquietantes - noches, la existencia de un Imperio cambiará drásticamente y con eso el futuro de los Reinos que lo forman.
Nadie puede hacer nada para evitarlo. Ninguno de los ilustres o simples ciudadanos logrará detener el rápido andar del destino que inicia su marcha sin obstáculo alguno.
Serán tres días intensos que pondrán a prueba los corazones, justos y angustiados, de un limitado grupo de protagonistas, más allá del hecho que lo quieran o no.
La realidad cambiará para siempre a través de un proceso doloroso que nos encantará y nos envolverá con su magia.