Cuando el FBI entró una madrugada de mayo de 2015 en un hotel cinco estrellas de Zúrich, buscando a dirigentes y ejecutivos vinculados con la FIFA y acusados de delitos como lavado de dinero, fraude y corrupción, la historia le dio la razón a Andrew Jennings.
Incansable, el periodista británico había investigado a los gánsteres de cuello blanco, la mafia del fútbol protegida por medios, policías, políticos y empresarios. Había viajado por el mundo tras los negocios sucios de una elite integrada por los amigos de João Havelange y su sucesor, Joseph Blatter, a quienes acusa de haber manipulado el espectáculo deportivo más popular del mundo y haberse enriquecido con ello.
En esta investigación fabulosa, Jennings cuenta al detalle la trama de corrupción que sacudió al mundo: dirigentes sudamericanos cobrando coimas y sobornando políticos, presidentes eternos, arreglos de las sedes de las Copas, marcas deportivas condicionando a campeones mundiales, cadenas de TV que eluden licitaciones y multiplican suculentos ingresos por partidos amistosos... Hay lingotes de oro, bolsas con miles y miles de dólares, locales de strip tease y cuentas secretas. El mundo intocable de la FIFA. Hasta que todo explotó.
Incansable, el periodista británico había investigado a los gánsteres de cuello blanco, la mafia del fútbol protegida por medios, policías, políticos y empresarios. Había viajado por el mundo tras los negocios sucios de una elite integrada por los amigos de João Havelange y su sucesor, Joseph Blatter, a quienes acusa de haber manipulado el espectáculo deportivo más popular del mundo y haberse enriquecido con ello.
En esta investigación fabulosa, Jennings cuenta al detalle la trama de corrupción que sacudió al mundo: dirigentes sudamericanos cobrando coimas y sobornando políticos, presidentes eternos, arreglos de las sedes de las Copas, marcas deportivas condicionando a campeones mundiales, cadenas de TV que eluden licitaciones y multiplican suculentos ingresos por partidos amistosos... Hay lingotes de oro, bolsas con miles y miles de dólares, locales de strip tease y cuentas secretas. El mundo intocable de la FIFA. Hasta que todo explotó.