«La señorita Gibbons ha vuelto a hacerlo de nuevo.»
L. A. G. Strong, The Spectator, 1949
Tras el formidable éxito de La hija de Robert Poste, Stella Gibbons nos deleita con una sátira sobre el estirado establishment artístico inglés. Humor inteligente con un delicioso aroma rústico, que nada tiene que envidiarle a su antecesora en cuanto a descaro y afán de sátira.
Dieciséis años después de haber puesto el pie por última vez en el pintoresco pueblo de Howling, Flora Poste, la díscola y encantadora protagonista de La hija de Robert Poste, vuelve a la carga para socorrer a los atribulados Starkadder, propietarios de la granja de Cold Comfort. La finca ha sido rehabilitada como un museo decorado en falso estilo rústico inglés, y se convierte en el lugar de celebración de una conferencia del Grupo de Expertos Internacionales, entre los que se cuentan inefables pintores, escultores insufribles, excéntricos sabios orientales, y toda una plétora de intelectuales fastidiosos cuya máxima obsesión es dejar pasmados a los lugareños.