Una novela, que como pocas, logra que sus personajes naveguen entre la luz y la sombra con la naturalidad que solo se observa en la impredecible realidad.
Nada permitiría sospechar que Severo Versaglio, hombre devoto y apasionado por la hípica, siempre elegante con sus trajes a medida y sus modales exquisitos, cariñoso padre de familia y marido entregado, es el protagonista de una turbulenta lucha por los intereses más oscuros, en plena dictadura militar de Manuel A. Odría.
América era una palabra cargada de promesas cuando Albano y Giovanni Versaglio emprendieron la huida desde Italia, en busca de esperanza y redención. Pero aquel destino y aquella realidad quedaban muy lejos del mundo, y eran territorio fértil para el peligro, la aventura y la traición. Su descendencia deberá aprender a prosperar en la sombra, recurriendo al crimen cuantas veces haga falta.
En Flores amarillas, su tercera novela, Raúl Tola presenta el momento trágico en que un modelo de autoridad, incapaz de distinguir los límites entre el poder y la podredumbre, se consolida en el Perú. La historia ejemplar de Severo Versaglio es la síntesis de una tradición contradictoria, atenta a las apariencias, arraigada en la fe y construida, a la vez, sobre el amor a la familia y sobre la conspiración y la deslealtad.
"—Van a matarlo —había susurrado aquel hombre [...] al oído de Severo—. Este mediodía, cuando salga del hipódromo y vuelva a casa. [...]
—¿Y quién es este informante? —preguntó.
—Unión. Me llamo Carlos Unión [...]. Pero todos me dicen Tatán, señor Versaglio"