Político liberal-conservador, Francisco Silvela (1843-1905) merece recordarse tanto por sus calidades morales e intelectuales como por su “aticismo”, según expresión de la época. Su invocación, sin embargo, se debe en ocasiones a su ruptura con Antonio Cánovas y a su cuestionamiento del régimen de la Restauración desde la aceptación de ciertos clichés regeneracionistas. En definitiva, a Silvela se le rememora más por ser “el Bautista” de Antonio Maura que por su propia obra política. Este ensayo biográfico trata de poner en valor las raíces, la envergadura y la trascendencia para la política de la España contemporánea de la tradición liberal-conservadora, a la que Silvela perteneció con convicción desde joven como aventajado discípulo de Cánovas. Al mismo tiempo, busca iluminar los diferentes ángulos de su breve y entrecortado periodo de gobierno y reconocer el modo realista, prudente y hábil con que supo preservar el régimen constitucional y superar la crisis económica en la crítica situación de 1898, en contraste con los decepcionantes resultados de las inconsistentes recetas regeneracionistas. Un regeneracionismo que acentuó el desconcierto e irresolución de su inteligencia y personalidad políticas, y su fracaso como sucesor de Cánovas al frente de los conservadores.
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